domingo, 12 de julio de 2020

LA GALLINA ¿CIEGA? (perogrulladas)



Si estás en activo en el mercado laboral de la cultura solamente puedes expresar tu disconformidad con lo establecido desde el seudónimo o guardando la ropa. Los desahogos más crudos sólo pueden venir, por lo general no remunerados, de jubiletas (en la reserva, en el argot castrense) o, como yo, de desahuciados de la res publica.

Cuando Max Aub se topó (en su breve regreso a la España más confortable del periodo franquista, la de la transición 60/70) con una oposición más aparente que real (oposición a medida de un despotismo también más aparente que real, por su deriva filogaullista, por el desarrollo de la Inteligencia -iniciativa carreriana: no lo olvidemos, Carrero es el daimon prudente del Caudillo y responsable sin acreditar de los pasos más funcionales del régimen- y por los condicionantes que marcaba el "amigo americano" -muy diferentes a las pautas que no mucho después permitiría en el Cono Sur- y las exigencias de las instituciones euromercantiles y onusinas), en su visión excéntrica (en todos los sentidos, incluido el geocronométricamente literal), se escandalizó ante lo que (salvo rarísimas excepciones, tan excéntricas como él pero desde el exilio interior -y aquí cabían excéntricos de las dos Españas, si pensamos en su buen amigo Luys Santamarina-) consideró colusión generalizada, putiferio, paripé, corrupción que desmedulaba la memoria mucho más pura de la guerra civil.

Hay una clave (también analizada por Ridruejo en su ESCRITO EN ESPAÑA): el crescendo de la prioridad del CONFORT al imponerse la clase media como canon social (puntal del ideal que en el país vecino surgió de un golpe militar profundamente charmant del que nacería la V República) que permite nadar "divinamente" (alusión a la "gauche divine") pero guardando la ropa, sin evocar fantasmas más cruentos (el montonerismo neo¿carlista? del Norte aún estaba en sus incipiencias -como sus homólogos argentinos- y, por los errores represivos iniciales del propio régimen, se vería nutrido prematuramente ante instancias internacionales -nutrimento que tendría su puesta de largo aquel infausto diciembre del 73-).

Lo que hoy resulta más estremecedor es que, cuando lo que los poderes deparan no es CONFORT sino colapso en su ¿gestión? negligentemente criminal de algo (¿pandemia a la manera tópicamente milenarista? ¿reality antiutópico con ribetes mengelianos acordado desde inaccesibles instancias de control poblacional?) que nos retrotrae en cuanto a muertos habidos y por haber a los años más negros de la inmediata postguerra, y esos poderes carecen de facticidad física y sólo actúan como lo haría el Mago de Oz, el personal se pliegue en cuanto a eso de "guardar la ropa" con una cautela que, por comparación, deja chica la impresión de juego cómplice a dos que a Max Aub le produjo la España acomodada que él visitó por un año y que tanto le encabronó.

En fin, dado que vivimos en tiempos spenglerianamente decisivos y donde los aprendices de brujo cada día que pasa malabarizan con más riesgo y menos maña, esta autocastración de nuestra piel de vaca loca que da gratuitamente a sujetos tan ínfimos como los que hoy oKupan Moncloa y Generalitat (con las bayonetas hipnóticas de los media y los gabinetes de mercadotecnia impregnadas en el curare infalible del chantaje moral y del miedo al qué dirán los correctos, los del lobby de turno, los ofendiditos, etc) sólo se redimirá cuando el choque con el témpano sea tan tremendo que los instintos de supervivencia y autodefensa anulen los espejismos emasculadores de CIVILIZACION, UTOPIA, PROGRESO. Cuando Oz caiga bajo la furia sanadora del bárbaro de ZARDOZ...



No hay comentarios: