viernes, 5 de agosto de 2011

BAJO ASEDIO

Cuando menos poco afortunado, por no decir preocupante, que el PP advirtiera ayer en voz alta que será necesario un cambio de Gobierno para que cesen los ataques especulativos. Quizá pecó de bocazas González Pons aunque, como encargado de la comunicación del partido, esa es parte de su función, sin embargo habría que preguntarle a Rajoy si sabe algo que nosotros, y el Gobierno, ignoramos. Los populares parecen conocer muy bien lo que quieren y esperan los famosos “especuladores”, que resultan ya tan etéreos como esa trama terrorista internacional dirigida por Al Qaida; o tal vez conocen a los que están atacando a la economía española, o tal vez la están atacando para inclinar el resultado electoral, lo que fácticamente viene a ser un golpe de Estado impuesto por la fuerza, no de las armas, sino de la economía.
Hay más “tal vez” que se nos ocurren para explicar la relación entre el PP y los especuladores, pero ninguno de ellos deja en buen lugar a quienes muy probablemente gobernarán este país antes de fin de año. Y habida cuenta del terrible perjuicio que esos especuladores están provocándole a los españoles, el comentario de González Pons fue, como dijimos antes, muy poco afortunado.
Sin embargo, el PP al menos parece compartir con nosotros un aspecto fundamental. Pons se ha referido a “ataque” de los especuladores, lo que nos lleva a lo que ya hemos defendido anteriormente, de que se trata de una amenaza cierta que está desestabilizando al país a través de provocar la quiebra de nuestra economía. Lo lógico es que sea tratada y repelida
como cualquier otra amenaza contra la seguridad nacional y, en vez de estar haciendo la estupidez de bombardear países que no nos han hecho nada en absoluto, deberíamos utilizar nuestras fuerzas armadas y de seguridad para proteger, en primer lugar, a los ciudadanos, en segundo, nuestro territorio y, en tercer lugar, a las instituciones.
Los españoles estamos siendo atacados, las familias están siendo destruidas utilizando la economía para acabar con su solvencia, reduciendo así sus posibilidades de supervivencia y sin que, por el momento, ese enemigo oculto les haya dado la posibilidad de rendirse. Nuestras instituciones están siendo asediadas, empezando por el Banco de España,
continuando por la Bolsa y terminando por nuestra moneda. Y mientras todo eso pasa, nuestros soldados están dando palos de ciego por medio mundo a un montón de gente contra la que no tenemos nada y que, desde luego, no forma parte de ese enemigo llamado “especuladores”.
Todos sabemos que el Gobierno sabe muy bien quienes son los que están atacando a la economía y conoce sus nombres y apellidos, sus números de teléfono y sus domicilios en España, porque la mayoría son españoles, lo que debería facilitar enormemente la labor de eliminar la amenaza. Sin embargo, la clase política, toda ella, está atada de pies y manos, cuando no está directamente en la nómina de algunos de esos especuladores. Hemos llegado a una situación en la que es muy probable que hasta las fuerzas armadas y de seguridad estén trabajando para ese enemigo y dispuestas a reprimir cualquier conato de disensión contra este régimen.
Pregúntenles a los “indignados”.
Marbella Express. Editorial. 04/08/2011