martes, 24 de junio de 2008

MUSHOTOKU


"Mi maestro insistía siempre en la idea de mushotoku: sin espíritu de provecho. Esta es la esencia del Zen: obtener sin intentar obtener.
Lo repetimos cada día en la recitación del Hannya Shingyo.
Esta es la filosofía más alta, la más auténtica.
Si cuando pintáis tenéis por meta hacer una obra maestra, vuestra pintura sólo será mediocre. Si por el contrario estáis verdaderamente concentrados y sin meta, podréis crear una gran obra.
La dimensión más alta de la vida espiritual es mushotoku: sin meta, sin espíritu de provecho".
Taisen Deshimaru

jueves, 19 de junio de 2008

EL CORAZON DEL POETA





ilustración: THE LEFT HAND



"Genus irritabile vatum! Que los poetas (nos servimos de la palabra en su acepción más amplia y como abarcando a todos los artistas) constituyen una casta irritable, es bien sabido; pero el porqué de ello no parece que todo el mundo lo haya comprendido bien. Un artista sólo es un artista gracias a su exquisito sentido de la Belleza, sentido que le procura goces embriagadores, pero que al mismo tiempo implica, contiene un sentido igualmente exquisito de toda deformidad y desproporción. Por eso un agravio, una injusticia hecha a un poeta que sea verdaderamente un poeta, le exaspera hasta un punto que puede parecer, a los ojos de la mayoría, que existe una completa desproporción respecto a la injusticia cometida. Los poetas ven la injusticia, nunca donde no existe, pero muy a menudo donde los ojos no poéticos no ven nada injusto. Por eso la famosa irritabilidad poética no tiene nada que ver con el temperamento, entendido en el sentido vulgar, sino que está en relación con una clarividencia que va más allá de lo ordinario, relativa a lo falso y a lo injusto. Esta clarividencia no es más que un corolario de la viva percepción de lo verdadero, de la justicia, de la proporción, en una palabra, de la belleza. Pero hay algo que está muy claro: el hombre que no es (según el juicio del común de las gentes) irritabilis, no tiene nada de poeta."
(POE citado -y traducido- por BAUDELAIRE)

lunes, 16 de junio de 2008

Charles Baudelaire - La Escuela Pagana

Ya se ha asomado Baudelaire -una de mis debilidades- por este Luminar. El otro día me tropecé con esta potente reflexión, un texto visionario sobre el destino de buena parte del arte moderno. No puedo resistirme a incluirla aquí.

"La afición inmoderada de la forma empuja a desórdenes monstruosos y desconocidos. Absorbidos por la pasión feroz de la belleza, de lo raro, de lo bonito, de lo pintoresco, porque existen grados, las nociones de lo justo y de lo verdadero desaparecen. La pasión frenética del arte es un cáncer que devora todo lo demás; y como la ausencia de lo justo y de lo verdadero en el arte equivale a la ausencia del arte, el hombre entero se evapora; la especialización excesiva de una facultad conduce a la nada. Comprendo los furores de los iconoclastas y de los musulmanes contra las imágenes. Admito todos los remordimientos de San Agustín ante el placer excesivo de los ojos. El peligro es tan grande que disculpo la supresión del objeto. La locura del arte es igual al abuso del espíritu. La creación de una de esas dos supremacías engendra la necedad, la dureza de corazón y una inmensidad de orgullo y de egoísmo".

Charles Baudelaire, La Escuela Pagana

lunes, 9 de junio de 2008

¡esas luces!

fotoclaroscuro



Han hecho como Erasmo: lo sabe todo el mundo, pero hay que escribirlo. Tan cerca, tan lejos. O nos parecemos más de lo que creemos. O en todas partes cuecen habas. O la condición humana.




“Pensar es lo menos saludable que hay en el mundo: la gente muere de ello como de cualquier otra enfermedad. Por fortuna, al menos en Inglaterra, el pensamiento no es contagioso. El espléndido físico de nuestro pueblo se lo debemos por completo a la estupidez nacional”.


Oscar Wilde, La decadencia de la mentira



“Me acuerdo que decía mi abuelo que los listos lo pasan en esta vida mucho peor que los tontos. Los tontos se conforman con todo. Los listos casi con ná. Los tontos dicen viva la gallina con su pepita. Y los listos se muelen los sesos para ver la forma de suprimir las pepitas…Los hombres…no les cunde en este mundo si llevan el corazón en la mano…Aquí no se puede decir ajo a secas. Hay que decir ajo en forma. -¿Y por qué es así la vida, madre? – Porque hay más tontos que feos, como decía tu abuelo”.


Francisco García Pavón, El rapto de las Sabinas

viernes, 6 de junio de 2008

SOBRE EL NARCISISMO



“Existe más diferencia entre un hombre y otro hombre que entre dos animales de diferente especie”
Michel de Montaigne

“Desde la Revolución francesa ha ido afianzándose la viciosa y cretinizante inclinación a hacer creer a todos que los genios (dejando ahora al margen su obra) son seres humanos más o menos parecidos en todo al resto de los demás mortales. Nada más falso. Y, si esto es falso para mí, que soy el genio de más amplia espiritualidad de nuestra época, el auténtico genio de los tiempos modernos, es todavía más falso para aquellos genios que alcanzaron la cumbre del Renacimiento, como Rafael, genio casi divino.
Este libro va destinado a probar que la vida cotidiana de un genio, su sueño, su digestión, sus éxtasis, sus uñas, sus resfriados, su sangre, su vida y su muerte son esencialmente diferentes a los del resto de la humanidad.”

Así empieza “Diario de un genio”. Su autor, Salvador Dalí, ha sido considerado el gran histrión, el príncipe de los narcisistas, un estafador. A él sólo debemos, según algunos, la consagración del kitsch español. Lejos, en otra parte Dalí sonríe y sigue escribiendo como un dios.
El lector moderno apreciará en el texto una blasfemia doble: su condena feroz del igualitarismo, por una parte, y muestras claras de narcisismo, verdadero delito de lesa majestad. Sin embargo, nunca hubo narcisismo en Dalí, sino una entrega absoluta a las fuerzas más elevadas. En el escándalo de su vida Dalí rebasó un límite y aniquiló en sí mismo cualquier muestra de narcisismo. No hay sumisión al dinero en sus caprichos, como él mismo dijo en numerosas ocasiones, sino la voluntad de alcanzar el Oro. Sus ocurrencias nunca buscaron el escándalo por el escándalo, sino la transgresión radical del trickster, del zorro, el cuervo o el coyote, que llevan de forma sacra el desorden a los mitos. En sus excesos, en la invención de su propia leyenda, Dalí camina sobre el filo de una navaja y sobrevive a la prueba. Encontramos en Dalí y en otros creadores una exasperación de lo personal, de las pasiones y caprichos, que se convierte en ascesis y acaba desencadenando una epifanía. Por ese camino, naturalmente, se despeñan muchos.



Cada vez más, se asocia injustamente la palabra narcisismo a la obra de autores que se han propuesto ir, con valentía, más allá de sus límites. René Girard afirma que hemos olvidado la diferencia que separa la sangre derramada durante el rito sacrificial, que purifica, y la sangre que se vierte durante la violencia, en el vaho de la masacre, que sólo trae miseria. Una miopía parecida hace que confundamos al que da rienda suelta a sus caprichos con el narcisista que descubre en sí mismo fuerzas superiores y alcanza, a través de sacrificios, una potencia cósmica, sobrehumana, que linda con lo impersonal.
Más allá del umbral donde se detuvo Raskolnikov, en la soledad más absoluta, impera la ley del ángel. Más allá del narcisismo hay un erial, y el que se atreve a recorrerlo y sobrevive encuentra un jardín.


Muchos de los que han emprendido este camino han sido acusados injustamente de esteticismo y narcisismo. Podemos recordar la soledad extrema del anarca de Jünger, que vive como un rey sin reino, la ley del ángel de Mishima o el incendio de Stirner. Y también a los que han soñado en sus creaciones que la tierra era heredada por un solo hombre, el último hombre vivo, y a todos aquellos que entienden los excesos de sus diarios, confesiones y memorias como formas supremas de ascesis.