viernes, 2 de octubre de 2015

LA REVOLUCION ¿CULTURAL? (en clave de farsa, claro)





Senilidades revanchistas (Jiménez Villarejo especialmente desaforado en las incipiencias del 15M -cuando Rita Maestre dio su do de pecho en la capillita- o doña Manuela rodeada de sus huestes tuiteras en pleno botellón edilíco -con d y tal vez con t para mejor remachar la d- o, algo menos ajado, ese Rabell -cual resurgido José Solís, por aquello de la sonrisa sindicalista del nuevo régimen-) aupadas sobre mocedades marchosas pero sin el perfil imperial de Mao (aquí el genuino Mao de todo este sainete trágico fue ZP apeado por Rubalcaba en su rol de Liu Chao Chi de ocasión -sincronía total, no olvidemos, entre el comienzo del 15M y la pérdida de mando del Señor de la Ceja-) y sin el fanatismo robótico de las muchachadas ávidas del Libro Rojo (aquí más bien ese ludismo caótico y picaresco de okupar cargos que les vienen inmensos para continuar -pero en clave más borde y faltona- las hazañas de l@s element@s más disfuncional@s de los ejecutivos de la etapa zapateril).

Cuando el soufflé baje habrá que preguntarse si la secuencia continuará en su deja vu y aparecerán los Chou En Lai y Deng Tsiao Ping que recojan los destrozos. Aunque si al final la cosa no da más de sí (¿Rubalcaba again?) la farsa puede que nos haga contemplar con un gesto entre el alivio y el ascopena a Susana Díaz parando en seco a La Banda de los Cuatro (con el buscón Pablillos en su rol de viuda vengadora de Mao ZP).

Por cierto, ejem, ejem ¿si esto ocurre, le tocará a Pedro Sánchez el papel sacrificial de Lin Piao?