sábado, 30 de agosto de 2014

Europa: ideaca (1er borrador)

No recuerdo cuando dejé de creer en los Reyes Magos. No sé si me di cuenta yo sólo o un niño bocazas me lo dijo en el colegio. Siempre he sido muy inocente, y seguramente no he acabado con la idea de unos monarcas en camello con regalos en mi mente más honda y blandita. Si puedo fechar el mes (y el año más o menos) en que decidí dejar de creer en Dios definitivamente. Fue Agosto del 91 ó 92. Nada perdí ese día pues esa idea nunca había sido demasiado fuerte en mí. Tampoco creo en las flores de Bach, en la homeopatía, en los psicólogos, en el comunismo o en el liberalismo. Me creo que el hombre ha llegado a la Luna, que el Universo tiene 15.000 M.a. y que los donuts llevan droga.
Y sin embargo ¿creo en Europa? ¿he creído alguna vez en ese concepto? Crecí en una España que avanzaba a ritmos vertiginosos a convertirse en potencia. Europa era enseñada a los niños en las escuelas como algo supernovedoso, como si Dinamarca fuera una nueva marca de batido de frutas con leche.  Hicimos trabajos sobre los entonces 12 paises y recortamos estrella para unirlas en un extraño círculo que ahora ―uno es ya perro vieho― me recuerda a la parte azul de la primera bandera de los USA, aquella de las TRECE COLONIAS. En la tele daban programas de risas (Ya semos europeos) y la modernidad parecía que venía allende los Pirineos montada en un Rolls Royce negro como Mister Marshall regalando billetes a los que tenían olivos y llenando todo de banderitas azules. Hermandad, buen rollo, todos a una, precioso todo. Si eso es lo que queríamos deberíamos habernos plantado en Eurovisión y ya. Pero eso lo sé ahora. No soy amigo de conspiraciones ni subterfugios, porque en la política real sonríen aunque les estén haciendo un torniquete en las joyas de la familia. Vaclav Havel decía que el comunismo le recordaba a un mantel grasiento lleno de huesos de pollo; a mí, por mi parte, Europa me recuerda a una reunión en un hotel donde el caviar y la cocaína corre a sus anchas y nuestro electos representantes babean gagás entre el lujo que no conocieron de pequeños. De muchacho veía a esos ingleses y a esos países que se declaraban euroescépticos. No comprendía muy bien cómo podían no estar a favor de esta fiesta de hermanamiento. Poco a poco, a medida que iba creciendo, aún seguía dejándole galletas a Melchor, Gaspar y Baltasar, pero esos señores que viajaban a Centroeuropa y decidía sin conocer ―Fischler comiéndose una aceituna del árbol abrió muchos ojos en la bien cebada de subvenciones Andalucía― realidades algunas de los problemas de la gente. 
O sea, en Europa, se decretaban las políticas en función de los deseos y no de las realidades. Si el señor que decide sobre los olivos no saben que las aceitunas no se comen del árbol, el señor que decide sobre el vacuno será vegano, la que decida sobre leyes será informática de gestión y así suma y sigue. La suma de despropósitos siguió. Era mi contacto con una realidad que tampoco me había planteado demasiado, porque aquí la gente compraba coches y mansiones con el dinero de Europa ―eran para la modernización del campo― y era como el maná. Poco sé yo de visiones geopolíticas del mundo. Solo sé que una de las últimas veces que voté antes de mi Revolución Individual Interna (de marcada corte anarca) fue para decir NO a una pretendida Constitución que marcaba más los derechos de los valores, los cambios de interés y los dineros que los de las personas. Eso me ayudó mucho en mi Gran Salto Delante de romper con una postura tibia, aunque en el fondo rotunda, de crítica al sistema. Europa über alles. Europa, vieja y podrida prostituta, tu dinero no apaga el dolor. Sí. Lo que se pretendía como una organización económica y cultural (juas) para ser más fuertes se ha convertido en un cuarto Reich de mano suave, de austeridad protestante, de oir misa sin comer carne. Si sacaban pecho cuando el euro (uno de los mayores timos de la historia contemporánea) para luchar por el dólar, hemos comprobado que la OTAN manda más que la EU. Es curioso ver como el verdadero europeísta sigue siendo un nacionalsocialista descerebrado ―no de los listos― y si es listo más cuadriculado que Vincent Vega antes de entrar en el Jack Rabbit Slim's con la señora de Marcellus Wallace.
 El caso de Ucrania está siendo sangrante. No estoy muy al tanto de las noticias, pero esos a los que apoya Europa y la OTAN en la propia Alemania serían detenidos aplicando su constitución (esa que dicta que nada de grupos extremistas que puedan hacer peligrar a la Bundesrepublik… una inspiración para nuestra buenérrima Ley de Partidos). Unos ultraderechistas son legitimados para chinchar a Rusia. Bien sabe el cielo, o las mismas majestades de Oriente que Vladimir Putin no ha sido nunca santo de mi devoción, aunque siempre he admitido que es el más cualificado de los líderes mundiales (idiomas, carreras, espionaje, saber kárate), pero ahora que ha tenido que defender lo suyo, he comprendido un poco más. Lo de Crimea ni lo menciono, porque siempre ha sido y será parte de Rusia. He conocido a Dugin, y aunque tampoco comparta con él muchas de sus visiones mesiánicas y nacionalistas, si que está en lo cierto en que Rusia no puede ser occidental jamás, porque pertenece a la civilización euroasiática. Y como no soy bobín, o tanto, como Zapatero con su Alianza de Civilizaciones, veo que el choque es telúrico. Europa está a la deriva, entre océanos de corrupción y ansias de poder. Tiene el lebensraum subidito. Una Polonia o una Hungría europeas hubiesen chirriado en los buenos tiempos de la Guerra Fría… Y ahora nos ―otros, los europeos― queremos llegar a Siberia, cual Napoleones o Hitleres cualquieras, con la Merkel subida al carro de la expansión y comulgando con ruedas de molino ucraniano. Todos callan. Bueno, la ONU, la OTAN, USA, por el bien del mundo mundial, libérrimo, del MERCADO único, apoya todo lo que sea progresar hasta el Este, donde dice mi sabio maestro zurdesco, que está el futuro.

No soy un gran analista de estas cosas. Desde un punto de vista político soy un negado, pues la acracia es mi compañera, pero siendo realistas, mejor la piedra que el humo. Cuando te engañan demasiadas veces  ―y te das cuenta― no te sientes idiota, te sientes indefenso ante la mentira. Europa en sí, es una mentira. Desde Carlomagno a Maastrich. Lo más cercano que ha habido en la historia a la Europa unida es el Imperio Romano o el III Reich. Dos épocas y sistemas que no se cortaban nada en crueldad, pero eso sí, eran muy elegantes. No como lo de hoy, que es pornografía y publicidad ―no llega ni a propaganda― tan manipulada que haría vomitar a una rata que vive entre los excrementos de una cloaca.





sábado, 23 de agosto de 2014

LA TRIPLE X

Portugal (país pobre pero dueño y señor de su tiempo -de ahí que unos cuantos elegidos lo veamos como patrimonio cultural-) sigue teniendo en activo a Manoel de Oliveira. En cambio, EXpaña (aspada en su triple x, triple como el canto del gallo -x de impostura, x de irrelevancia, x de imbecilidad-) se va desflecando rehén de todos los tiempos fugaces que se le imponen y oculta bajo la alfombra los espejos mágicos que pudieran redimirla, caso, por ejemplo, de Jaime de Armiñán.

Acabo de ver esa película que muy pocos han visto y que supone por el momento la última aventura de Armiñán tras la cámara. Templada, dueña y señora de su tiempo, cabalmente feroz, redonda en su casting y espléndida en sus anécdotas y bifurcaciones (los cócteles favoritos de Vega son también los míos -y el impagable Benson, con su karma republicano rico en nostalgias y afirmaciones cirílicas, haría las delicias de mi muy respetada y apreciada Mme Byblos, como deja bien claro esta frase, "LUEGO CAYO EL MURO DE BERLIN Y SE FUE TODO AL CARAJO", con la que concluye sus memorias para refugiarse en la inactualidad de una emisora más allá de tiempos y derrotas-).

A Armiñán, desde el injusto e imbécil escamoteo de la prime time televisiva para UNA GLORIA NACIONAL (su siguiente trabajo en TVE tras JUNCAL -uno de los records de audiencia del ente público, tal vez de los últimos logrados sin abandonar el respeto a la inteligencia del espectador-), se le ha ido dando de lado y convirtiendo en un creador quasi underground, al tiempo que la difusión que merecían sus tres trabajos más recientes en cine (años 94, 95 y 2008 respectivamente) ha sido cicatera hasta llegar casi a la invisibilidad en el caso del último. Me consta que existe este film porque lo acabo de ver. Porque el empaque de su trabajo de producción, dirección y guión no tienen nada de underground y porque, cuando nuestro ¿país? aún se escribía sin x, 14 FABIAN ROAD habría sido tan acontecimiento para el espectador de a pie como lo habían sido tantas otras obras de nuestro hombre (MI QUERIDA SEÑORITA, EL AMOR DEL CAPITAN BRANDO, EL NIDO, LA HORA BRUJA, SEPTIEMBRE, STICO...). Pero, claro, para eso el espectador debe de saber que existe esa película. La ironía mayor estriba en que el franquismo, con su lógica de Estado, ocultaba mucho peor sus películas non gratas (con VIRIDIANA a la cabeza) que esta EXpaña impostora, irrelevante e imbécil los trabajos que, con su ¿lógica? de Mercado, por ser más intensos que ostentóreos, más reflexivos que demagógicos, más CATEGORIA que anécdota, suponen la auténtica subversión en un desorden cada vez más establecido.

Me congratula saber que las personas más próximas a mi respeto y aprecio sí disfrutarían hasta el último fotograma de esta película. El resto, que se los trague el Diluvio.


sábado, 16 de agosto de 2014

EN PAZ...

aforismo Bovril que concentra lo dicho aquí 
cuando aún me daba por escribir laaaaaargo



HAY UNA ¿PAZ? PEOR 
QUE LA DE LAS FOSAS COMUNES: 
LA DE LOS NIDOS DEL CUCO 
Y LA DE LOS PATIOS DE MONIPODIO



miércoles, 6 de agosto de 2014

MEJOR IMPOSIBLE




(o el tortuoso ejercicio 
de las relaciones públicas 
camino de la sesentena)



CUANTO MAS PROFUNDIZO EN BERGAMIN MAS ORGULLOSO ME SIENTO DE MI COLMILLO SALOMONICO Y DE MI ACIBARADA CASCARA...