lunes, 16 de junio de 2008

Charles Baudelaire - La Escuela Pagana

Ya se ha asomado Baudelaire -una de mis debilidades- por este Luminar. El otro día me tropecé con esta potente reflexión, un texto visionario sobre el destino de buena parte del arte moderno. No puedo resistirme a incluirla aquí.

"La afición inmoderada de la forma empuja a desórdenes monstruosos y desconocidos. Absorbidos por la pasión feroz de la belleza, de lo raro, de lo bonito, de lo pintoresco, porque existen grados, las nociones de lo justo y de lo verdadero desaparecen. La pasión frenética del arte es un cáncer que devora todo lo demás; y como la ausencia de lo justo y de lo verdadero en el arte equivale a la ausencia del arte, el hombre entero se evapora; la especialización excesiva de una facultad conduce a la nada. Comprendo los furores de los iconoclastas y de los musulmanes contra las imágenes. Admito todos los remordimientos de San Agustín ante el placer excesivo de los ojos. El peligro es tan grande que disculpo la supresión del objeto. La locura del arte es igual al abuso del espíritu. La creación de una de esas dos supremacías engendra la necedad, la dureza de corazón y una inmensidad de orgullo y de egoísmo".

Charles Baudelaire, La Escuela Pagana

3 comentarios:

el zurdo dijo...

Telepatía habemus one more time en este LUMINARK porque uno de estos días tenía pensado colgar una entrada elaborada justo tras actualizar la web, como coda y/o postdata a EL MAL ABSOLUTO: Baudelaire y su simbionte antiyankee me deparan una parrafada de esas que vienen a huevo de velociraptoresa.
Para evitar solapamientos, esperaré que pasen varias jornadas. Las entradas de este blog, a diferencia de las de otros, deben saborearse con la morosidad que sus contenidos merecen. Nunca son ni serán comida rápida.

Johnny Lingam dijo...

Pues, viniendo de un crítico de arte, no deja de ser extraña su simpatía hacia los iconoclastas y los musulmanes. A lo mejor escribió el texto después de un empacho de ver cuadros, tipo ARCO.

claroscuro dijo...

Creo que es obvio que hay arte más allá de lo figurativo (la arquitectura, sin ir más lejos, o la música). En el terreno de la escultura o la pintura, del que estaríamos hablando, la comprensión o simpatía por la iconoclasia no deja de remitir al fundamento religioso del fenómeno. Los puntos de partida son casi contemporáneos, en el mundo islámico y en el bizantino. Además, son estilos (por llamarlos de algún modo) artísticos donde ni siquiera se puede hablar de la negación de lo figurativo, sino de la oposición a la representación de la imagen, que se vincula exclusivamente al reino animal (Islam) y la figura humana Islam y Bizancio, y en este caso figuras santas o de significado religioso, donde quedarían excluidos los emperadores, p. ej.) La representación vegetal es figurativa y no está prohibida. Ello no es sino una expresión de la propia coherencia de la actitud, si tenemos en cuenta la eterna relación entre religión y arte, y cómo aquella determina ésta.