jueves, 18 de octubre de 2007




"Se ha dicho que mis niñas desvestidas son eróticas. Nunca las pinté con esa intención, que las habría convertido en anecdóticas, superfluas. Porque yo pretendía justamente lo contrario, rodearlas con un aura de silencio y profundidad, crear un vértigo a su alrededor. Por eso las consideraba ángeles. Seres llegados de fuera, del cielo, de un ideal, de un lugar que se entreabrió de repente y atravesó el tiempo, y deja su huella maravillada, encantada, o simplemente de icono."
Balthus Klossowsky, Rey de los Gatos. Memorias.





"Sucede a menudo que una mujer desnuda despierta en mí una emoción religiosa o la asociación de una idea metafísica, mientras que una imagen sagrada me hunde en pleno delirio (como la Virgen de Fouquet con ángeles rojos y azules)"
Juan Eduardo Cirlot . Respuesta al cuestionario de André Breton sobre L'Art Magique.

5 comentarios:

el zurdo dijo...

Amén (nunca mejor dicho) a las dos citas.

el zurdo dijo...

Nueva entrada promocional de luminares y umbrías líneas en el blog monstruoso y prodigioso.

dildo dijo...

Muy cierto: ante todo, Balthus era un artista religioso, como su primo Hannibal. Fue la mirada moderna, que todo lo ensucia, la que convirtió muchas de sus obras en pecados. No en vano, la imagen que ha posteado Tiffauges decoró la portada de la primera edición española de "Lolita", el relato creado en 1916 por el oscuro escritor alemán Heinz von Lichberg (Marburg 1890 - Lübeck 1951) que, cuarenta años después, serviría de inspiración a Nabokov para su famosa nínfula.

claroscuro dijo...

La Virgen de Melum siempre fascina. No es el primer mensaje el religioso. Una Virgen con una vestimenta que escapa a la de la iconografía tradicional, de drapeados, frunces y volúmenes. La Virgen de Melum lleva un corpiño de lycra (lo supongo en raso). Lo primero que se ve es el pecho desnudo. Luego, el cubierto. Los ángeles... hasta hoy no había visto los ángeles.

rebeca dijo...

la devoción por lo divino se mezcla con el deseo de lo humano.
hay una fina línea entre lo sagrado y lo prohibido. Ese desnudo cuanto más celestial más sublime se hace a los ojos ajenos