miércoles, 23 de marzo de 2011

MIS GUERRAS

Guerra del Golfo: desgarrado entre mi querencia proiraní (aliado entonces en la coalición antiSadam -aliado atípico pero lógico tras casi una década machacado por Irak-) y la antipatía que me producía Kuwait (como, en general, todos los cacicatos de la península arábiga), calificaría mi posición de atentamente, dubitativamente neutral.

Guerra de los Balcanes: fui (y me mantengo) de principio a fin proserbio (de hecho, mi último acto político fue añadir mi firma a un manifiesto en protesta por el juicio a Milosevic en La Haya) y creo que el gran pecado de Serbia fue tener más armamento que el resto de las centrífugas regiones yugoslavas y ser geopolíticamente incorrecta (esto es, más rusófila que proatlantista); la posteridad, en parte, me ha dado la razón cuando se van sabiendo los perfiles más oscuros sobre la infiltración de Al Qaeda entre los musulmanes balcánicos y la realidad kosovar como ghetto delincuencial puro y duro; el enfriamiento de mis simpatías perestroikas de los 80 (los bombardeos de Yeltsin contra la Duma en octubre '93, en el más puro estilo Pinochet, también ayudaron bastante a mi desencanto), mi interés por el nacional/comunismo, mi visión revisionista de Stalin (a través de Antonio Fernández Ortiz y de Alexandr Zinoviev -cuyo máximo testimonio lo doy aquí-) y mi apuesta eurasiática frente al atlantismo en buena medida se van cristalizando en relación con los acontecimientos de los 90 en los Balcanes.

Guerra de Irak: aunque Aznar y sus decisiones por aquella época me resultaban profundamente antipáticas y ajenas, todavía peor y más sucia me pareció la campaña del NO A LA GUERRA teledirigida por el PSOE y que culminaría con el agujero negro del 11M; dejo constancia de mis sentimientos en caliente por lo ocurrido en 2003 y 2004 en estas entradas:  este pack colectivo (mi texto es el último de los tres), y esta otra que, cual ave fénix, flota y reflota a cada nueva guerra. También añadiré esta entrada reciente en el LUMINAR donde se habla también de cierta peripecia radiofónica en relación con el NO A LA GUERRA de 2003. Si tuviese que resumir mi actitud: desapego ante las decisiones de Aznar y rechazo al NO A LA GUERRA como manipulación al servicio del partido que nos metió en la OTAN.

Intervención española en Afganistan: me parece escandaloso que mueran soldados porque un señor (ZP) quiera quedar bien ante otro (Obama); aquí no hay razones de Estado sino de prestigio personal en el sentido más estrechamente sórdido y a costa de las vidas de compatriotas; la única medida humanitaria, ya que dicen estar para eso, sería actuar de rescatadores de mujeres y niños del rigor taliban y asimilarlos en nuestra población pero no pretender ayudarlos marcándolos como blancos humanos ante posibles represalias (aquello que contaba Kurtz en APOCALYPSE NOW de los brazos cortados de los niños que vacunaban los usacos); decididamente, no encuentro motivo de interés nacional para estar en ese conflicto y la única línea de actuación humanitaria eficaz (la que acabo de sugerir) no se está siguiendo ni mucho menos.

En cuanto a la actual no/guerra (según la llaman quienes nos han metido en ella) contra Libia, mis sentimientos son a cada minuto más carentes de entusiasmo ante la intervención. Creo que tanto la ONU como la OTAN tienen cada vez menos sentido como espacios de arbitraje y control (más bien todo lo contrario) y que tal vez haya más prioridad, puestos a fomentar dinámicas participativas de la población a lo largo y ancho del planeta, en intervenir en la península arábiga o (en el caso de España) en tomar una clara postura a favor de los saharauis y en contra de la dictadura de Guinea Ecuatorial antes que jugar a los no/soldaditos en Libia. Hoy Gadafi no es un sujeto que me entusiasme ni mucho menos (hay algo neroniano en su figura que me da mucha grima, no lo puedo evitar: no soporto el peplum, sea en Chueca o en una jaima) pero reconozco que, en su momento, fui lector de su Libro Verde, que en estos últimos días lo he vuelto a releer y que, a pesar de sus muchas perogrulladas, hay más sentido común ahí que en el tsunami de abotaratadas verbosidades excretadas por las Cortes y el Senado desde hace más de un lustro. En resumen: respecto al caso libio, cada vez pesan más en mí los contras que los pros sobre la intervención.

8 comentarios:

Limbo Piedra dijo...

Yo, mucho menos examinador de lo concreto, lo que creo es que el mundo se ha ido de madre como parte de un proceso natural inevitable (y, en tanto que natural, ni bueno ni malo). Tan natural, que la misma Madre participa de las revueltas.

Y que cuando desembarquen los extraterrestres lo que aquí va a haber es caos y división. Lo mismo que había en el Tahuantinsuyo cuando llegaron los civilizados; asunto por el cual a estos, que eran menos, les fue mucho más sencillo imponerse.

Todo se hace siempre más grande.
La Historia es siempre lo mismo pero ampliando el diámetro de la curva.

La Tierra es sólo un átomo más en la mecánica de este Universo desenvolvente en el que vamos.

La Tierra es un circulito con su núcleo que gira y gira dentro de otros sistemas que también giran y giran.

¿A favor, en contra?
No importa.
Sólo cómo viva uno en mitad de Todo es Esto que es Uno y Lo Mismo.

Siempre atento a tus comentarios, y deseando verte cantar en muchos locales de Madrid, Limbo Piedra.

el zurdo dijo...

No entiendo entonces qué sentido tiene estar, por ejemplo, en una tertulia donde lunes tras lunes se examina lo concreto. O le dices a Gema que cambie el chip y pase a algo así como CUARTO MILENIO o como aquellos entrañables programas del barbado Jiménez del Oso o el choque semanal entre tu discurso hiperpanorámico y la pluscuamdiversa pequeñez de lo concreto acabará en un monótono diálogo para besugos.

Eso sí, los muertos, los heridos, los humillados y ofendidos (entre los que me cuento) son (somos) de lo más concreto.

Decía Mounier «Yo no puedo pensar en el movimiento de conjunto. La experiencia siembra las víctimas.»

Lo mismo si un día acabo de asesor supremo de una Agencia de Inteligencia o de consejero geopolítico de algún megapresidente de una superpotencia y/o superholding (pronóstico poco probable) me podré despegar de lo concreto. Por ahora, la interactuación con mis prójimos me lo impide. Feliz tú que puedes.

Limbo Piedra dijo...

Cada cual hace su análisis o aporta su visión. Opino que precisamente lo que hace más interesante la tertulia es ese doble acercamiento. No existe un diálogo para besugos, salvo si hubiera besugos escuchando.

En cuanto a la interactuación con el prójimo es precisamente lo que hace Piel de Lobo contigo, que siempre te ha ofrecido micrófonos libres para la difusión de tus ideas y reflexiones, y las escucha procurando entenderlas y extraer cuanto de ellas resulte alumbrador.

Tampoco comparto esa vertiente "cuartomilenaria" de la que nos adviertes, y aún menos cuando de lo que se habla son mercados, expansión "democrática", guerra e inexorabilidad de la Historia.

Hablamos de hechos.
Miremos el mapa.
Fijémonos en qué países están a día de hoy las Tropas Aliadas. En qué países son susceptibles de estar en breve, y dime sino tiene pinta de tratarse de una tentaiva definitiva por imponer un Sistema, mucho más allá de "intervenciones" salvíficas para ayudar a sublevados. He ahí toda la generalidad a la que me refiero.
Hasta aquí, ¿estamos de acuerdo?

Limbo Piedra dijo...

Por lo demás, vuelvo a recomendarte "EL CEMENTERIO DE PRAGA", de Umberto Eco; libro en el que, con mucho sentido del humor, se hablan de los sombríos y cortantes entresijos de los poderes fácticos.

el zurdo dijo...

De Eco leí APOCALIPTICOS E INTEGRADOS, EL PENDULO DE FOUCAULT y EL NOMBRE DE LA ROSA y nunca me he sentido cerca de su visión "progresista" (en buena medida, "domesticadora" de lo que considero más interesante del 68 -que, como ya he dicho en alguna ocasión, es más lo berlinés que lo parisino-), a mi juicio muy acomodaticia en relación con un Occidente que nunca he considerado el mejor de los mundos. Creo que los análisis de un Jünger están muy por encima si hablamos en términos de regeneración moral y no meramente de propaganda sutilmente disfrazada de metapolítica.

No veo una especial cohesión en "las tropas aliadas" y tampoco señales de motivación como pudo haberlas en la 2ª Guerra Mundial. Creo que el mundo está cada vez más fraccionado, que la OTAN desde la caída de la URSS ha perdido su razón de ser, que la ONU sólo tuvo sentido en los 50/60 como plataforma del anticolonialismo y de los no alineados (prueba de ello es cómo los países que siempre han representado la vanguardia geopolítica de Occidente -USA e Israel- han mantenido habitualmente relaciones chungas con ese organismo) y que se volverá a una reubicación de grandes espacios más convencionalmente geopolítica que amparada en arbitraje internacional, y que el liderazgo de Francia (la colonización francófona es responsable de buena parte de las monstruosidades que han ocurrido en Africa) en esta coalición es obsceno, además de muestra de lo poco que están dispuestos los usacos a meterse en nuevas guerras tras Irak y Afganistan.

Lo que tú tienes tan claro yo no lo tengo en absoluto. En cuanto a expectativas (si son utópicas o no, el tiempo lo dirá), creo que si desaparecen la ONU y la OTAN y se plantean alianzas más honestas y funcionales (alianzas más casuísticas que sistemáticas), si Obama se quema y Hillary llega a la Casa Blanca, si Alemania suelta lastre por Occidente y se acerca al mundo eslavo (algo de ello hay también en su "neutralismo" ante esta movida), si se hostiga a la península arábiga y se desactiva su rol como financiador de los elementos más retardatarios del radicalismo islámico (esos que en España son mimados por ZP, los catalanistas y la demagogia "andalusí"), las cosas pueden ir a mejor.

Limbo Piedra dijo...

Yo lo único que tengo claro es lo que ya dije y siempre he dicho, que el mundo se va de madre y la Madre se sacude al mundo.

No tengo en absoluto claro que de la Zapatiesta Mundial que se está fraguando vaya a resultar vencedor Occidente y, de hecho, soy proclive a opinar que Occidente sólo puede triunfar a través de la derrota.

Lo que me gusta señalar es que la actual estrategia de la ONU como garante de que los dictadores no matan a su pueblo deberá llevar a los Aliados (si son consecuentes y siguen la jurisprudencia que asienta el caso Libia, a Yemen y Siria.) Y entonces, ¿qué es lo que tenemos???

Creo que la Guerra Total, y la definitiva entrada de China y Rusia.

Tener algo de todo esto claro me parece imposible a día de hoy, pero no considero descabelladas estas conjeturas que, por ser como soy, probablemente expreso de un modo excesivamente firme.

Por lo demás, me gusta mucho debatir en este foro, así como en "La tertulia del cubil".

Lo importante es generar preguntas. Lo insensato, pontificar.

el zurdo dijo...

Pues he ahí el quid, que ese tono excesivamente firme, como tú lo llamas, se confunde en ocasiones con la cosa pontificia. Yo, habituado a que la gente se barrene la sien cuando abro la boca, siempre procuro señalar que lo que digo es mi percepción, aunque en mi fuero interno pueda sentirme bastante seguro de mis intuiciones, pero así se evita desautorizar tácitamente a los otros (como si uno estuviese en poder de la Revelación o cosa parecida) o resultar demasiado "napoleónico". Los oyentes ya son mayorcitos como para elegir de las opiniones vertidas las que más cercanas les resulten sin necesidad de caer en lo dogmático en cuanto a las formas.

Limbo Piedra dijo...

Estamos de acuerdo, pero vamos, que tampoco tú vas manco en cuanto a vehemencia, eh, Fernando. En todo caso, no debe molestarte cómo uno se exprese o deje de expresar, ni siquiera lo que diga, sino tu propia palabra y la libertad que tengas o no de expresarla y dialogar, asícomo el respeto que los otros te muestren o no; y en esto último, te consta que destaco.

Te recuerdo que yo mismo he señalado en directo, y en más de una ocasión, que lo que digo es lo que pienso y que no conozco otro modo de hablar que con seguridad, lo cual no significa que esté en posesión de la razón absoluta. Yo creo que cuanto más clara exponga la pieza que aporta mi visión, mejores conclusiones propias podrá sacar cualquiera: incluso el que no está de acuerdo.