domingo, 17 de febrero de 2019

SANCHEZ, EL SEÑOR DE LAS CATARSIS (volverá a reír la primavera...)



Confirmando lo dicho aquí, se profundiza en la catarsis con las últimas decisiones del inquilino monclovita de convertir la primavera española de 2019 en una megaorgía electoral al tiempo que la coyuntura da nuevos argumentos a un auge de VOX (rebrotes de franquismo sociológico por mor de los manoseos en tira y afloja a la momia del Caudillo -qué material apetitosísimo hallaría Vizcaíno Casas en todo ello para un best seller tipo Y AL TERCER AÑO RESUCITO- o ese bonux de campaña con su participación como acusación en el juicio al prusés) que también contribuirán a un "alzamiento" de perfil pepero y a un "hacérselo ver" de Cs respecto a su casuismo neolerrouxista (que, como les acabaría ocurriendo a los radicales en la República, les puede estallar en las narices, frente a un auge de las derechas y a una recuperación del PSOE que, con las triquiñuelas sanchistas -mira que lo llevo diciendo...- reabsorba a diestra y siniestra votos de riveristas de centroizquierda afectados por las paranoias "antifa" de Valls al tiempo que recupere sufragios pródigos desencantados del marasmo podemita -a fin de cuentas, Sánchez ha demostrado ser mejor provo/crispador de las fuerzas "constitucionalistas" y hacerlo desde la presidencia del gobierno, algo vetado a Pablillos más allá de sus sobreactuaciones de correveidile-). 

Yo, como hago desde el 96, seguiré absteniéndome (hasta que no cristalice una opción seria que nos emproe sin fisuras hacia Visegrado o, mejor aún, hacia la Unión Aduanera Eurasiática) pero ello no quita que no sepa apreciar el valor de un catártico cambio de chip. Estamos en la nueva Transición, diferente (como también el entorno internacional) de la anterior, pero tal vez más decisiva si pensamos en el fondo y el largo plazo y no nos quedamos en la espuma anecdótica de tantos mimbres, por el momento y en una primera impresión, más ridículos que sublimes. 

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