lunes, 7 de diciembre de 2015

NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA



Con el derrocamiento a la nicaragüense del bolivarismo continúa el dominó de recuperación usaca de su patio trasero. Ya sólo falta el apeamiento de Rousseff para volver a la época de la Guerra Fría con una Cuba rusófila y una Nicaragua basculante (anécdotas como Bolivia y Uruguay son cuestión de tiempo que caigan tras las otras grandes piezas). La constante picaresca caudillista que condiciona (siempre bajo la sempiterna sombra de Perón) cualquier devenir alternativo en el subcontinente (excepciones, las justas -nunca mejor dicho-: Velasco Alvarado, Arbenz, Goulart desde la honradez cabal y el Che y Abimael Guzmán desde el fanatismo autosuficiente...) confirma una vez más que las energías que puedan poner en otras latitudes (asiáticas, eslavas...) en configurar choques polemológicos hasta el último aliento, allí sólo se vuelcan en conflictos vinculados al narcotráfico (en eso sí que van a lo que les cruje -valga la mejicanada, país por cierto paradigma de lo que acabo de decir con aquella síntesis magistral de demagogia y cleptocracia que es lo revolucionario/institucional-). El gran problema del subcontinente, nacido de una mezcla de corrupciones (la ya existente en los imperios precolombinos más la añadida por los aventureros conquistadores -algo que sólo muy pocos, como D.H. Lawrence en LA SERPIENTE EMPLUMADA, han sabido diseccionar-), es su tormentosa relación con la realidad, siempre escapando a la aceptación responsable de ésta a través de pomposos autoengaños y falaces burbujas cortoplacistas que llevan una y otra vez a Latinoamérica a construir grandes proyectos sobre arenas movedizas. Una URSS (hoy tuneada en la Rusia Unida de Putin), una república islámica de Irán, una China maoísta y postmaoísta son impensables en Latinoamérica (algunos dirán que para bien -bueno, sarna con gusto no pica...-).  

Quizás lo más positivo de toda esta historia (donde sólo prima, en una entropía constante, el dicho tan querido por Perón de "OTROS VENDRAN QUE BUENO ME HARAN") es que los usacos se concentren más en administrar su patio trasero y abandonen poco a poco sus desastrosas incursiones en Oriente (el nuevo escenario, tan a la medida de Kissinger -asesor oficioso de la previsible nueva inquilina de la Casa Blanca-, permitiría recuperar iniciativas de distensión hacia el Este -como en los mejores momentos de la diplomacia norteamericana- sin volcar por esos pagos la frustración que causó en Washington la llegada de Chávez y su dominó de desobediencias en la región -no mucho después de tal llegada, recordemos, se provoca con la turbia mascletá del 11S la espiral de desatinos usacos en Oriente Medio, Norte de Africa y Asia Menor-).



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