Intento ser optimista. Esto es lo que dice Albert Caraco en Breviario del caos:
No podremos cambiar nuestras ciudades más que aniquilándolas, aunque sea con los hombres que las pueblan, y vendrá la hora en la que aplaudiremos ese holocausto. Entonces no retrocederemos ya ante nada y habrá quien se muestre el más bárbaro, nos volveremos los sacerdotes del caos y de la muerte, el orden será nuestra víctima y la inmolaremos para que el absurdo cese, llevaremos más lejos las plagas naturales y doblaremos su malignidad. Así castigaremos a aquellos que han nacido indeseables y que se jactan de multiplicarse aún, les enseñaremos que vivir es un abuso, jamás un derecho, y que merecen perecer, porque ocupan demasiado espacio aumentando la fealdad del mundo, abrumado por un excedente de hombres. Queremos restaurar y por eso pensamos en destruir, queremos reencontrar la armonía y por eso armamos el caos de nuestro amor, queremos renovarlo todo y por eso no dispensaremos ya nada. Pues si los vivos eligen la opción de ser unos insectos y de pulular entre las tinieblas, el rumor y el hedor, estamos ahí para impedírselos y salvar al Hombre exterminandolos.
Nietzsche lo dice así:
Han desaparecido ya muchas especies animales; supongamos que también desapareciera el ser humano: en el mundo no faltaría nada. Hay que ser suficientemente filósofo para admirar también esa nada.
7 comentarios:
El mayor de los consuelos que tiene una célula cancerosa rebelde como yo (la Humanidad es un cáncer -de ahí que los humanos sin conciencia de "Humanidad", como los extremoorientales, sean los menos cancerosos de todos y, por ello, como bienaventuranza, heredarán la tierra-) es saber que todo cáncer acaba por devorarse a sí mismo.
La cita de Nietzsche está sacada del último tomo de memorias de Jünger: me gusta en lo que destaca la idea de que los hombres estamos dentro de la zoología, que nuestra extinción no significaría el fin del mundo, sino algo coherente. Tengo ganas de volver a ver aquella serie de documentales del futuro mutante, no me acuerdo cómo se llamaba!
FUTURO SALVAJE
Para mí fue la confirmación de mis intuiciones naturócratas y de que la preocupación ecológica no es sino un fraude antropocéntrico.
Desde que vi esa serie me siento más seguro de los tiempos por venir.
Este tipo de reflexiones es producto del hastío. Por eso gustan las pelis de catástrofes. Queremos que pase algo prodigioso, aunque sea el apocalipsis. Cualquier cosa mejor que lo de siempre.
Si quieres te puedo enviar al apartado usual un ejemplar del libro de Caraco, a ver que te parece.
Vale. Parece interesante.
Caraco resulta una luminaria cuyo fuego abrasa nuestras ridículas pretensiones de trascendencia. Por otro lado la serie «documental» mencionada es una basura ficcional con un valor predictivo nulo, y podemos discutir si el ser humano sucumbirá en solitario a su propia decadencia o arrastrará a toda la biosfera en su derrumbe, pero lo que me parece ridículo es intentar elaborar una fábula con pretensiones cientificistas sobre el devenir de la vida en el planeta a millones de años vista.
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