miércoles, 19 de diciembre de 2007

nunca ha sido Mahagony


Amsterdam posiblemente ha conocido en su historia más reciente dos momentos en los que ha conseguido que la mirada se dirija hacia ella. Los años sesenta abrieron la puerta. Este 2007 la hace tan atractiva como entonces.
Escaso es el tiempo para disfrutar la libertad que desde el Renacimiento la ha hecho singular. Toda una batería de límites que nos invitan a correr hacia una ciudad que hoy alcanza su máxima decadencia como referente de una cultura. El rojo de su barrio se desvanece. El marrón de sus cafés deja adivinar un inminente sabor incoloro.
¿Siempre quedarán los museos?

photoclaroscuro

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