AW es al Arte como reflejo del zeitgeist lo que el Kurtz de APOCALYPSE NOW es a la degeneración de la Guerra o Céline al destino no menos degenerado de Occidente. Pero sin estridencias, siguiendo el enigma pasivo/agresivo de un Bartleby (de un Bartleby moebizando a Goya -para lograr un mejor resultado en el enigma-). Ahí su rol performado/vivido como madre de todas las batallas testimoniales de unos Zelig/Mr Chance/Forrest Gump.
La sombra claroscura y pluriforme de AW aparece en muchos paisajes diversos y todos interesantes: en Iván Zulueta, en Alan Vega, en Bryan Ferry, en Brian Eno, en Peter Greenaway, en Seth Mc Farlane, en David Bowie, en David Lynch, en David Cronenberg, en experiencias psicofónicas como FLYNG LIZARDS o RENALDO AND THE LOAF o en Alaska. Pero jamás en Almodóvar. El impostor manchego (impostor hasta de su propio estereotipo sanchopancista: la inocencia de Sancho es en Almodóvar malicia de Iznogud) se ¿enlaza? al Warhol post/atentado (el único Warhol que puede pretender como coartada) como un bienquedarca al Anarca jungeriano: su bajuno rasero utilitarista es incapaz de captar las sutiles ambigüedades de su presunto modelo (claro es que, como al bienquedarca, tampoco le importa demasiado esa carencia).