HOY:
Cuando echan a rodar los sorteos, esos que llaman
electorales —precampaña y campaña— que culmina en la fiesta de la democracia,
el día de las fotos absurdas, de las anécdotas ridículas, del CARRUSEL
DEPORTIVO sumado a EUROVISIÓN que devino en tertulia política y flagelaciones y
alegrones donde todos sonríen como lerdos. Ganar y perder. Es genial. Ganar en
la RAE y su compendio de definiciones. Todas quedan de personas avarientas,
ambiciosas o aprovechadas. La raíz misma de la cosa.
1 Adquirir caudal o aumentarlo … 2. Obtener un jornal ... 3. tr. Obtener lo que se disputa en un juego, batalla, oposición, pleito… 4. Conquistar o tomar una plaza… 5. Llegar
al sitio o lugar que se pretende…6. Captar la voluntad de alguien. 7. tr.
Lograr o adquirir algo. 8 Aventajar… 9. Avanzar… 10. intr. Mejorar, medrar,
prosperar.
Pues bien, aunque no me paseo por las redes politiqueras en
demasía —prefiero la paz instagramer porque soporto mejor el postureo
per se que el maniqueísmo pedante y
fariseo de
Facebook o
Twitter— voy leyendo desde que los de
VOX irrumpieran en
el arco parlamentario andaluz que las personas que nos abstenemos somos
básicamente peores que terroristas, colaboracionistas de una ultraderecha que
retrocederá todo 80 años —como si el gran capital los fuese a dejar o les
interesase a ellos—, seres malignos sin derecho a queja alguna. Yo he expuesto
mis razones de forma sobrada por ejemplo
aquí.
Y aumento con otras. Los que te azotan desde el lado izquierdo del espectro con
eso se cree que todos los abstencionistas son desencantados. En mi caso a lo
mejor aciertan en eso, la verdad, pero es que se creen que si votasemos los
abstencionistas lo harían según sus deseos. Porque la añadidura a casi todas
estas frases de homilía y dogma es que al final o votas a los que ellos dicen o
eres un enemigo de clase, un traidor a tus ancestros —suponen también que todos
nuestros abuelos fueron perdedores de la guerra— y un largo etcétera de
latiguillos. Echan mano de Brecht citándolo erróneamente, ponen chistes gráficos
tendenciosos y memes facilones de nivel de cuando leíamos El Jueves con quince
años. Son esa gente tan demócrata que se manifiesta por lo que ha votado otra
gente. Elí, Elí … ¿Lama sabactani? Pero
sin perdonar nada ¿eh?. NO HAY NADA MÁS TONTO QUE ___________________________
(pongan aquí su demagogia favorita).
Todo sectario busca un antagonista colateral, aparte del obvio. Yo, que vivo en
mi burbuja anteriormente linkeada, que apenas me meto en movidas, que bastante
tengo con mis guerras internas y solo me interesa la política de forma
tangencial —sigo la evolución de Norkorea, del Donbass y poco más, y lo demás
que veo es a toro pasao—, he sido tachado por generalización —y algunas veces
de forma directa— en los últimos años de: cómplice de asesinato, de genocida de
mujeres, de verdugo por comer como como, de elemento subversivo por aquellos
que ven contubernios en todos los lados, por no comulgar con ruedas de molino, de fascista por no seguir determinadas
corrientes a la moda de lo polite. Soy, somos todos los abstencionistas, unos
enemigos colaterales, si no directos. Las libertades tan restringidas en las que
vivimos, basadas en falacias y acuerdos de mínimos, aún nos dejan quedarnos en
nuestra casa. Me abstengo desde mediados de los 2000 y los resultados a mi
alrededor han fluctuado en los diferentes niveles de gobierno
independientemente de mi voto por corrientes dictadas por coyunturas de
pensamientos únicos, vaivenes periodísticos y judiciales y moditas. Déjenme
fuera de sus cuentas de la vieja. Ya soy despreciable en la estadística. Mis
desapegos han sido ampliamente meditados. Los que piden respeto jamás lo
ofrecen. Yo no exijo respeto de nadie, porque ¿pa qué? Pero no me sean coñazo.
Al menos eso.