La desnudez neta (honesta, virginal -y, por virginal, inexorable-) del principio de REALIDAD resulta tan insoportablemente incorrecta para la mayoría de las gentes moldeadas por la dinámica terminal de este fin de ciclo que, una y otra y otra vez, sienten la necesidad de autoengañarse pretendiendo vestirla con los improbables ¿trajes nuevos? del emperador.
ilustración: Michela Liberti
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