Desde hace años, cuando realmente empecé a interesarme por la URSS más allá de
su bella iconografía, entre austera y barroca, y su cinematografía, me gusta
recordar este día.
Hoy, una palabra tan manoseada por unos y vilipendiada por otros —antifascista—
adquiere la importancia que se merece. La letal máquina de guerra nazi —y sus
sacamantequismos en retaguardia— fue detenida por un pueblo que sufría en su
tierra los azotes de los panzer y las bombas de la Luftwaffe. Pero todos los soviéticos,
con una determinación de hierro hicieron posible un esfuerzo tan épico como
irrepetible. Volvieron a hacer la estrategia de tierra quemada, con lo que
conlleva tal política defensiva. Territorios arrasados por el enemigo, o por ellos
mismos, para que los alemanes no tuviesen suministros locales.
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Wilhelm Keitel |
26 millones de muertos dicen las últimas cifras. Ninguna otra nación sufrió
tanto la ocupación nazi. Y es en este día, 9 de Mayo, cuando los alemanes
racapitulan en Berlín ante las tropas soviéticas cuando se celebra el Día de la
Victoria. Un día después que la de los otros aliados, que ponen de referencia
cuando se firma el Acta de Rendición ante Ike, el Comandante Supremo Aliado en
Europa, en la Francia recién liberada. Este desfase se debe a que la hora de
Moscú cuando Wilhelm Keitel firmó la rendición incondicional de la Wehrmacht
ante el Mariscal del Ejército Rojo Gueorgui Zhúkov, eran técnicamente las 12 y
pico de la noche.
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La Toma de Berlín |
Cuando los aliados occidentales nos cuentan la película
ingleses y americanos siempre salen como vencedores y liberadores. Esto no deja
de ser cierto, ojo, pero nunca que acuerdan de los soviéticos, borrados de la
faz de la tierra por ser los enemigos en la Guerra Fría y el gran colapso de
las URSS a principios de los 90 (el fin de la historia, según los neoliberales
americanos, con el triunfo del capitalismo). Nadie duda del sufrimiento de los
pueblos conquistados, de las barrabasadas que hicieron los nazis en ellos, ni
de la determinación de los ejércitos aliados, pero como vengo diciendo la URSS
se llevó una de las peores partes de guerras y matanzas, quizá porque fue menos
dócil que otros países y también que era tan grande que le dio tiempo a
reaccionar, aún con el coste en vidas y recursos. El papel de Stalin en la
guerra al principio fue de estupefacción y silencio. Realmente creía que los
alemanes no se atreverían. Durante este limbo de semanas, los generales del
inexperto Ejército Rojo, tomaron las medidas necesarias y cuando el padrecito
salió de su breve letargo se diseñaron las estrategias de la defensa. Todo lo
cuento como si fuese una fábula, y me van a perdonar mi poco rigor
pormenorizado, pero es lo que tienen las epopeyas de la gran épica.
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Desfile actual en la Rusia de hoy |
Antifascista de verdad, la gran Guerra Patria liberó a la nación de naciones y
también a Europa de la malvada caterva nacionalsocialista. Así que esos que por
poner 3 tuits o ir a manifestaciones teatreras que se callen ya la boca. Bien es verdad que en España, y
con justicia, se podría llamar antifascista a un bando de la Guerra Civil. Eso
también es indudable, pudiéndose matizar lo que se quiera, mas esa izquierda se
parece a la hoy día solo en la fragmentación que sufre. Que se eche mano
torticeramente a esos muertos que luchaban por un ideal —cada uno por el que
fuese— o sencillamente para defender su casa por unos “valores democráticos”
tan actuales y tan alejados de la realidad de los años 30 es chirriante. Lo
digo sin ningún reparo. Mi abuelo fue represaliado duramente, pero no tanto
como para matarlo, como otras muchas personas. Sin lugar a dudas, mis simpatías
por aquel entonces —que hubiesen sido por mi natural inclinación y por el
contexto histórico de mi pueblo— habría estado por la parte más ácrata del
espectro. Esos que jamás ganaron nada, ni siquiera en democracia. Conviene
recordar que este sentir era muy mayoritario en
las clases bajas y en algunas medias (hablo de mi entorno) por aquel entonces y que se unieron a ese frente
antifascista empezada la guerra, nunca antes, pues la República,
idealizada a día de hoy como zénit de la
libertad, represalió enormemente a estos grupos tantos con gobiernos de izquierda
y derechas. Y a día de hoy los papanatas incluyen esa lucha y esa utopía como logros
de la democracia.
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Aquí la cosa va un poco así a día de hoy... |
Pero es efectivamente la Guerra Civil una placa de Petri bélica, la avanzadilla
de lo que sería la II Guerra Mundial y de naturaleza antifascista, pues era lo
que tenía en frente el bando republicano. Y con sus muchos fallos,
desorganizaciones y malentendidos internos, puede denominarse así. Pero lo de
hoy ya huele peor, los antifascistas de ahora pagados por los mismos dineros
que los reaccionarios. Como dijo una vez el maese Zurdo, era como si a la
Pasionaria y a José Antonio los hubieran mantenido la misma persona, cosa
impensable en esas coordenadas de la historia. Ahora me gustaría ver cómo
mirarían esos que lucharon por el reparto de la tierra, por la educación de las
masas y la justicia social, las imposiciones de esos que se llaman sus
legítimos herederos, mareando la perdiz con idioteces tan supremas harán
agitarse en la tumba, en la cuneta, a más de uno. Como decía Anónimo García de
Homo Velamine el otro día: “Cuando vuelvan a primar las medidas económicas a
las identitariopopulistas igual vuelvo a la izquierda. De momento soy ateo
político”. ¿Cuantos huérfanos de más o menos izquierda —con los matices que
queramos dar a cada uno— habremos en España? No lo sé, por eso me gusta
recordar la historia pasada y el Día de la Victoria, cuando los choques ideológicos
y civilizatorios eran claros. Ante el frentismo español actual de rememoración
facilona por un lado y anticomunismo ramplón y visceral por otro, me quedo con
esa memoria rusa. Nadie en Rusia, nadie, duda un momento en celebrar la fiesta de hoy.
El comunismo quedó atrás en ese país, pero sería de malnacidos no recordar a
los muertos y a los héroes que se enfrentaron a la Alemania Nazi y la vencieron.
Sin doblez. Es quizá una diferencia de civilización. O también que quizás aquí lo
de hermano contra hermano nos dejó tontos, y esas heridas a las que se echa sal
en vez de ungüentos sanadores, nunca se cerrarán.
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La Nati con la Memoria. Aquí con el traje del Ejército Rojo. |