lunes, 1 de junio de 2020

VERANO DE CORRUPCION (a modo de parábola)


-¿Cómo se atreve, cómo osa? ¡Cuánta calumnia, cuánta inverecundia, cuánto dicterio, cuánto vituperio! Mi tío abuelo jamás pisó un campo de exterminio ni tuvo que ver con su organización ni con su funcionamiento: sólo se hacía pajillas con lo que le contaban de allí...


Y es que la diferencia entre el activismo violento y la afición al snuff es la que hay entre Jarrai y el marasmo podemita (de ahí que siempre los abertzales, por muchas coyundas y restregones que tengan con los morados, los mirarán para sus adentros con algo de desprecio, como el militante del Irgun al troskista neoyorkino: Jarrai era cantera de etarras, lo del marasmo es más pajerío de Comic Con en que se sustituye al capitán Kirk por Josu Ternera o por los explosionadores de Viola y Bultó o por los fraperos que trincharon al inspector de policía a puñalada no limpia -ya que estamos con inspectores, lástima que esto no apareciese en el último Crack de Garci, no sólo la mención meaculposa al affaire de Almería-). 
Lo dicho: la afición al snuff igual no es delito (aunque pueda resultar despreciable) pero ¿y si el PUBLICO siente el gusanillo de pasar a la REALIZACION? 
La respuesta... a suivre.

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