Sigo con alborozado vértigo la serie BILLIONS y atiendo con no menos goce el devenir del mundo eslavo (ese del proverbio balcánico ARRIERITOS SOMOS... elevado a la enésima potencia de ferocidad)... Dos focos de iluminación para redimirme siguiendo al péndulo de Poe (ese péndulo en espiral que nunca repite exactamente el movimiento, aunando siempre la novedad insita en el deja vu) de la tentación de creer (por esta coyuntura puñetera de residente en un país/letrina -coyuntura, insisto-) que la mierda es la norma irreversible cuando lo irreversible es siempre un espejismo. Fié en Sánchez desde el minuto cero de la moción de censura de 2018 como catartógeno piloto del Titanic que nos llevaría al día después del acabóse (pero, primero, obviamente, el acabóse -en eso estamos...). Su condición de gafe para el bajuno mundo que lo aupó (el submundo de la tonterida, de los protocolos demagorreicos y emasculadores, de los chantajes morales, de los fakes anticrísticos...) va adquiriendo, en crescendo digno de tocho apocalíptico de Stephen King, dimensiones planetarias, nunca mejor dicho. La Nueva Normalidad (que él convoca con la frívola idiotez del gafe) no es, por supuesto, la expresión vacía, parcheadora, que verbaliza con sus socios, entre triunfalista resuello negador de la realidad y gluglutazo yodado de náufrago. La Nueva Normalidad es el día después a la coyunda con el témpano. Sólo quienes sabemos que hoy, en el planeta, la letrina eXXXpaNYola es más excepción que regla, podemos sonreirnos ante un porvenir donde el BIENSER solamente podrá recobrarse a costa del bienestar. Un porvenir que ya no es hipótesis sino un (esto sí que sí, irreversible) NO HAY TU TIA.
sábado, 16 de mayo de 2020
LA LETRINA Y EL PENDULO (parafraseando a Poe)
Publicado por el zurdo a 17:32:00
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