martes, 5 de abril de 2022

BUCHA

 Bucha es un incidente más en la guerra. Hubo y habrá más incidentes similares. El escándalo ante los hechos (hechos de los que, soy el primero en reconocerlo, eran capaces ambos bandos, como en otro tiempo quedó claro con las violencias extremas en el avance del Ejército Rojo hacia Berlín casi simultáneas a las de la Ustacha y sus antagonistas los partisanos de Tito, o las de Szalasi herederas pero desde otra acera ideológica de las de Bela Kun unos años antes, o las de los ucranianos "abanderados" en su devoción sadomaso por los alemanes que los masacraban como recompensa a su devoción, violencias destacadas o "digeridas" según la oportunidad y el humor político del momento) se anula, insisto, por la focalización de esos hechos que pretende asordinar otros (tanto de la presente guerra como en sus prolegómenos ya desde las mismas jornadas del Maidan hace casi una década) que puedan legitimar las acciones del bando considerado "incorrecto" por Occidente. La intención última de esta ofensiva mediáticamente rusófoba tomando como pretexto a Bucha es continuar la reducción del mandato de Putin y de la posición internacional de Rusia a la de la Libia de Gadafi, la Serbia de Milosevic o el Irak de Saddam (sujetos tratados por Occidente de muy diversas maneras, por cierto, según la oportunidad y el humor del momento hasta su descabello final y las "gozosas" consecuencias para sus países -en el caso de Serbia, menos caóticas pero bastante inútiles en cuanto al intento de erradicar las querencias y aversiones de los serbios, incluido su gobierno, con respecto a sus sentimientos en los 90-). ¿Es racional esa minimización del poder de Rusia y de la figura de su premier o se está cayendo en un grave error de apreciación?: Putin no es Kruschev perdiendo el pulso frente a Kennedy en la crisis de los misiles, ni el liquidacionista Gorbie desarmando a la URSS frente a la trilateral Reagan/Thatcher/Wojtyla, ni desde luego el disfuncional y beodo Yeltsin convertido en alfombra de piel de oso sobre la que Clinton pudiese retozar con sus becarias. El panorama en cuanto a hostigar a Rusia en defensa de un estado fallido y profundamente enfermo (tanto en sus manejos económicos como en su conciencia moral) como Ucrania no apunta a otra nueva (y pírrica) "victoria" del Nuevo Orden ¿Mundial? sino a un final más tipo DR STRANGELOVE, cabalgando alegremente un rodeo termonuclear global. Pero, bueno, ustedes mismos... 




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