Y yo me pregunto —en uno de esos días donde uno se siente tan miserable que solo tiene sus pensamientos—:
¿Por qué esa gente progre —sobre todo de cierta edad ya circunspecta— que afea Halloween como invento americano? ¿Disfrazarse y hacer el tonto es como las bases de la OTAN, una maquinaria asesina? ¿Es imperialista la calabaza? ¿Por qué debemos respetar las costumbres de la multidiversidad —la islamofilia y sus derivados — y no podemos abrazar fiestas que van de pasar susto y son totalmente inanes? ¿Podemos disfrutar del pesado de Silvio Rodríguez, pero no la rica e inmensa literatura gótica entroncada con el día de los muertos —incluso patria—?Y aún voy más allá y me pregunto ¿Por qué SÍ a las políticas POLITE y WOKE engendradas en las universidades americanas? ¿Por qué la corrección política para no ofender? ¿Por qué la herencia cultural de culpabilidad por el trato racista de ellos contra sus propios ciudadanos negros? ¿Acaso no pagamos ya bastante con la leyenda negra? Porque Halloween aparte de borracheras, mal gusto y fiesta —cosas bastante normales en la España prepandémica— no altera nada la legislación.Pero lo otrooooooo.... Ay, lo otro.Me dan más miedos ciertas leyes que mil millones de fantasmas.Los fantasmas sabemos que no son ciertos. Lo otro sabemos que es simulacro de lo cierto, y aún así, lo imponen como verdad dogmática.
Que ven la bruja en el ojo ajeno y no las barras y estrellas en el propio.
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