jueves, 15 de abril de 2021

LA CRIMINALIZACION DE CAMBO, ESCUPITAJO CONTRA EL VIENTO

Tendría sentido, al menos, si ello se plantease desde un poder fáctico musculado que señale y rubrique con rotundo acento mesetario algo así como "CAUTIVO Y DERROTADO EL EJERCITO CATALAN..." pero esta moda de negar el pan y la sal a todo el catalanismo, incluido el más dispuesto a trabajar en común (en común, sí: rescatemos esta expresión de su actual lodazal demagorreico) con el resto de los españoles, cuando las huestes para defender dicha moda son la performance de Tabarnia, el putiferio de Cs o un PP todavía bien penetrado de asquitos y complejines heredados del low profile rajoyano (habría que exceptuar a VOX y a los jubiletas intempestivos del PSOE donde el más "izquierdista" de todos, Alfonso Guerra, ya dijo con su sorna habitual lo más incorrecto que se podía decir en el 2014 cuando, ante la primera intentona plebiscitaria de Artur Mas en plan DUI, recordó cómo en 1934 "estas cosas se habían resuelto en sólo una jornada"). Si se deconstruye y estercoliza a Cambó, ha de hacerse lo mismo con el Tarradellas reencontrado que sacudía las solapas de un Suárez de bajón al grito golpetimonista de "¡¡¡PRESIDENTE, REACCIONE, QUE SE LE ROMPE ESPAÑA!!!", con el Roca de la Constitución del 79 y el PRD del 86, o con Durán i Lleida y sus residuos democristianos. Tierra quemada: no hay diferencia entre Cambó y Puigdemont. Y entonces qué ¿cuál es la solución? 

Mi cada vez más admirado Pla, tan vinculado al lliguismo y a Cambó y con una devoción especial por el sr Ventosa, el "contable" de la Lliga (esa fijación de Pla por la administración de los dineros le llevaría a considerar como dirigente ideal al dictador contable Oliveira Salazar, antípoda del para él mucho más arbitrario y anárquico Franco Bahamonde), murió defendiendo a Tarradellas contra Pujol como la última solución para una Cataluña cabal y no descabalada. Si las tesis criminalizadoras contra la Lliga (por no hablar de ese catalanismo "imperial" de Prat de la Riba tan caro a Xenius y que poco tiene que ver con lo que devendría a partir de Maciá) continúan pues, insisto, no veo por dónde pretende arreglarse la cuestión catalana sin recurrir a lo que ya se recurrió en el 39, pero corregido y aumentado (y repito, ¿con qué mimbres fácticos para llevarlo a cabo?).  

¿Acaso contamos con un protector internacional lo bastante fuerte como para procurar blindaje a la aplicación de un 155 "a la tibetana"?

Hasta ese momento, pienso yo, no olvidemos la toma de tierra (aquello que decía mi teclista Merche en el 86 de "LO QUE NO PUEDE SER, NO PUEDE SER Y ADEMAS ES IMPOSIBLE").  

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