viernes, 19 de junio de 2015

LA PRUEBA DEL ALGODON PARA QUE "PODEMOS" ME LLEGASE A RESULTAR CREIBLE




Siempre hay que evitar que los árboles nos impidan ver el bosque.




Que un buen día Juan Luis Cebrián se asomase a un balcón, se tirase por él y dejase una nota más o menos así: "NO VEO EL MENOR FUTURO PARA MI EN EL NUEVO PANORAMA QUE SE ESTA DESARROLLANDO... SE ACABO LO QUE SE DABA"
Incluso me valdría que la cosa fuese un bluff, que Cebrián se hubiese fugado a Cancún timándonos con un muerto de pega. Pero, eso sí, dejando esa nota. En el caso de que se hubiese matado de verdad, la cosa verdaderamente prometería como principio real de un C-A-M-B-I-O. Pero también si hubiese echado mano de una de sus siete mil vidas de truhán impenitente, el darse el piro indicaría un sesgo lleno de expectativas para el orinal disfrazado de ¿país? en el que resido sin nada de fe ni aún menos respeto por la llamada cosa pública.




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