(a Alejandro Díez)
Con el mismo título de la serie que estoy dedicando en mi ZONA ZURDA a recordar a Simone Weil, me apetece glosar este insólito blog que me acaba de descubrir un amigo de Facebook y que nos redime un poco de la teratología hoy entendida como Condición Femenina por mor de taradas de diversa especie y condición (herederas degradadas de otras criaturas venenosas pero, al menos, más llenas de fundamento en su veneno como la ominosa Simone de Beauvoir -tan bien retratada por María Antonietta Macchiocchi en su autobiografía-) empezando por las ministras y recientes ex/ministras que van desfigurando (más que configurando) lo más grande y sugerente que emana de Lo Humano, esto es, EL ETERNO FEMENINO.
Prado Esteban, su artífice, me trae al recuerdo a otras voces, aparte de las mencionadas Weil y Macchiocchi, que también se salen de la convención feminista (que más propiamente debería llamarse femimachista), caso de Luce Irigaray o de Victoria Sendón (en el terreno más introspectivo) o de Germaine Greer (desde una perspectiva más interactuante con el hombre). Da más valor al blog el que su mensaje emane de uno de los escasos restos de auténtica izquierda que hoy quedan por estos pagos (donde la noción de izquierda ha sido secuestrada por liberados sindicales, jugadores de rol, hooligans, terroristas de estado, priístas y peronistas de la más baja estofa, lumpen en una palabra -en el sentido más marxista del término: repasad el ensayo del barbudo de Tréveris sobre la ascensión de Napoleón III y sabreis de qué hablo-). Lo recomiendo a todas esas mujeres magníficas que hoy me rodean (Esther, Clara, Bárbara, Carmen, Magdalena...) y que para ser no necesitan que las remodele ningún titiritero pijiprogre con afición a elucubrar torpemente la Eva Futura desde su propio imaginario retorcidamente solipsista.
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