Caravaggio es El Bohemio antes de que la bohemia sea moda de galería para los burgueses ociosos y modo de vida inevitable para tantos artistas.
Es el viajero a los lugares de huída: Milán, Roma, Nápoles, Sicilia. París todavía no es el destino.
Caravaggio es el que encuentra en los conventos su refugio y la escapada, de tarde en tarde, en el burdel -la casa donde vivirán, tiempo después, los hijos de Baudelaire-.
Caravaggio, el del color del vino, también santo bebedor, como sus Bacos enfermos y enfermizos. El de tan mal vivir como mal vive. Ni su arte, como a tanto genio sucede, le salva de la muerte anticipada.
photo magdalena merlos
1 comentario:
Me encanta que tu regreso se haga honrando tu nombre luminarca de guerra, precisamente con el maestro del claroscuro.
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