martes, 2 de marzo de 2010

Aquel maldito

Caravaggio es El Bohemio antes de que la bohemia sea moda de galería para los burgueses ociosos y modo de vida inevitable para tantos artistas.

Es el viajero a los lugares de huída: Milán, Roma, Nápoles, Sicilia. París todavía no es el destino.

Caravaggio es el que encuentra en los conventos su refugio y la escapada, de tarde en tarde, en el burdel -la casa donde vivirán, tiempo después, los hijos de Baudelaire-.

Caravaggio, el del color del vino, también santo bebedor, como sus Bacos enfermos y enfermizos. El de tan mal vivir como mal vive. Ni su arte, como a tanto genio sucede, le salva de la muerte anticipada.



photo magdalena merlos

1 comentario:

el zurdo dijo...

Me encanta que tu regreso se haga honrando tu nombre luminarca de guerra, precisamente con el maestro del claroscuro.