lunes, 15 de diciembre de 2008
HISTORIA ABREVIADA DE LA REPÚBLICA POPULAR CHINA
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miércoles, 10 de diciembre de 2008
LA FRAGILIDAD DE LA MEMORIA
«¿Quién soy? Eso es lo de menos, ahora y aquí, lo importante sería saber quién fui...»
(fragmento de una obra que no recuerdo haber escrito ni leído -¿soñado tal vez?-)
Cuando dejamos de ser: ¿en qué manos queda nuestro legado?
«Y no se suicidó en un ataque de insanía, por la angustia de no llegar a encontrarlo, por el contrario, acababa de encontrarlo, y de descubrir qué era y quién era él mismo, cuando la conciencia general de la sociedad, para castigarlo por haberse apartado de ella, lo suicidó.»
(ANTONIN ARTAUD)
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viernes, 5 de diciembre de 2008
LAS CAPAS DE LA CEBOLLA
Empecemos a cavar hacia fuera; ya es hora
de terminar con letras, sepulcros y alfabetos,
murallas, gemidos, sed.
Sube las escaleras del fuego hacia el temblor
y destruye estos plomos humanos.
Sacrifiquemos.
Juan-Eduardo Cirlot
Me vais a disculpar por mi insistencia, pero tengo que recomendar otra visita a UBUWEB: he aquí un documental de Jean-Marie Drot, una ventana a la búsqueda que empujó a Alberto Giacometti a levantar capa tras capa de la apariencia para tratar de alcanzar el "corazón de la cebolla"; la eterna búsqueda del centro. La única pega es que está en francés, pero en fin. Durante algunos minutos le vemos trabajar en una de sus alargadas figuras, mientras conversa con el entrevistador: "No hay voluntad en lo que hago, es algo inevitable". Son resquicios de materia destruida, pendiente de un hilo, en el límite de la desaparición, "convirtiendo lo extenso en símbolo de soledad y desamparo", como diría Cirlot refiriéndose a la obra de Millares. Mantiene todo el tiempo una sonrisa enigmática, mientras sentencia, como quitándose importancia: "Para mí, el arte no es más que un medio de saber cómo veo el mundo exterior".
De nuevo el poeta barcelonés: "Al pintar, como al escribir, el hombre reproduce el mundo, y lo hace tal cual él lo desea. La igualdad absoluta entre expresión y forma conduce a una identificación total del alma con lo extenso; caos hasta que el esfuerzo humano ha pasado por él con su desesperada vocación para el orden". Giacometti quiere, precisamente, ordenar, que a su vez significa fijar lo que pasa, lo que se escurre entre los dedos como la arena. "La muerte es la única amenaza, ¿no es así?".
Se asoma el vídeo también a la etapa de su obsesión con la cabeza humana y ese acuciante deseo suyo por plasmarla en el espacio. En 1934, André Breton, desdeñoso de la vuelta de Giacometti al cuerpo humano como sujeto tras su etapa cubista y surrealista, se burló de él aduciendo que todo el mundo sabe hoy "lo que es una cabeza". Giacometti contestó bruscamente: "yo no", y abandonó para siempre a los surrealistas. En la cabeza humana veía un misterio insoluble, un objeto "vivo y muerto a la vez". Frente a la sorna de Breton por lo que él consideraba una vuelta a la figuración, una "postura reaccionaria", Giulio Carlo Argan señalaba: "En el caso de Giacometti no se puede hablar de "nueva figuración", pues él fue el más radical y consecuente de los escultores informales."
Tanto en Giacometti como en Cirlot, un apocalipsis feliz tras emerger la oscuridad de la sala de un cine; un cara a cara frente a la muerte, clave para esa emboscadura que devuelve la posibilidad de una mirada justa y en disposición de atravesar las capas de la cebolla.
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miércoles, 26 de noviembre de 2008
POLA Y EL FRONTISPICIO
Una seguidora del LUMINAR, Pola, nos hizo llegar, de la mano de Tiffauges, muy ajustadas ideas para renovar la cabecera amén de un espléndido bagaje de reflexiones e intuiciones expresados previamente en este IMAGINATIO VERA. Por problemas de tiempo y extremo rigor en su compromiso (ella sí que no tiene madera de quiste y, si entra en un blog, es para dar lo más y mejor de sí, nada de medias tintas ni promesas a medio cumplir), declinó de momento incorporarse a la OTRA GENTE luminarca aunque demostró seguirnos con atención como queda claro en esta entrada.
La idea inicial concebida por Dildo y un servidor. Juanjo (AKA Munjoie) la redimensionaría para adaptarse mejor a la estructura visual del blog.
Otra sugerencia de Pola. La más celebrada estéticamente cuando la mostré a los luminarcas en el Foro CAFEXPAN.
No tan detonante como la anterior en cuanto a impacto visual pero más rigurosa en el concepto. Sólo Dildo la defendió como favorita pero su defensa me hizo pensar en que, dada la condición entomológica de EJ en sus relaciones con la Naturaleza y la humanosfera, amén del simbolismo que para el mundo shadowliner tiene la mantis como alegoría zoomorfa de la hipocresía y el doble pensar actual, esa imagen de Jünger podía tener más enjundia que otras propuestas.
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domingo, 23 de noviembre de 2008
EL BELLO SUICIDIO
Curioseando en ese banquete babilónico que es UBUWEB, me he encontrado con Yûkoku: The Rite of Love and Death, un cortometraje dirigido por Yukio Mishima en 1966. Son 30 intensos minutos en los que se anticipa claramente el célebre suicidio ritual que llevó a cabo cuatro años después. Fue por eso que tras ello su mujer Yoko destruyó todas las copias existentes de esta película. Sin embargo, en el 2001 apreció un negativo que sobrevivió contra su voluntad y gracias a eso hoy podemos alimentar más si cabe nuestra fascinación (o, en otros, repulsión) por el último samurai. Aquí está:
Yûkoku es la única ocasión en la que Mishima se puso detrás de una cámara. La puesta en escfena es algo amateur, pero muy eficaz, minimalista y cortante como el filo de la katana. Todo se desarrolla en un escenario de teatro Nô, desprovisto de lo accesorio. Tan sólo se ve, en la pared del fondo, un cartel con un ideograma pintado, y un cuadrilátero que hace las veces de cama durante la escena de sexo. A la izquierda, el hashigakari, ese pasillo por el que los actores del Nôh se dirigen hacia el "mundo de los vivos". Sin embargo, no podemos encontrar los elementos de ese arcaico teatro en toda su ortodoxia: lo gráfico de las escenas violentas y la naturaleza de las actuaciones se aleja muy mucho de él. Yo solo puedo ver aquí un deseo, por parte de Mishima, de fijar ese destino en celuloide, y el despojamiento del Nô le sirve ante todo para centrar la atención en el acto del seppuku. Casi no podemos ver los ojos de Mishima, ocultos tras la visera de una gorra; pero sí muestra por unos instantes (cómo no) su cuerpo musculoso, trabajado a conciencia para después destruirlo en su obra final.
La historia casi nos la podemos imaginar: resumiendo (ya se explica todo en unos pergaminos escritos en inglés, que se desenrollan frente a la cámara), trata de una pareja unida por la muerte. Él es un militar fiel al emperador, que está implicado en un golpe contra el "corrupto" gobierno actual; sus camaradas lo ocultan por el amor que siente hacia su esposa. Pero el golpe fracasa y este, incapaz de asumir la obligación de liquidarlos, decide sacrificarse. Su esposa le sigue en ese sacrificio. La música que acompaña las imágenes es una crepitante grabación del Prelude und Liebestod de Richard Wagner, una adaptación orquestal basada en extractos de su ópera Tristán e Isolda. Parece ser que Mishima estaba muy complacido con esta elección, que amplifica la resonancia de las imágenes con la "muerte de amor" de Isolda.
Recomiendo echar un vistazo a esa web, es impresionante. Y ya de paso recomiendo también esta grabación del Tristán.
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domingo, 9 de noviembre de 2008
GUILLAUME APOLLINAIRE
frecuentemente la humanidad carece de ella
en todo esto el vicio no es sino una ilusión
que sólo engaña a las almas vulgares”
Guillaume Apollinaire: un figura al que no se ha dado la importancia que merece, y eso que ha sido objeto de un sinfín de guiños, dicho sea de paso algunos malintencionados como balas. Tiró de frente europeo para dar cuerpo al tan manido término de vanguardia (avant garde); entendió que las situaciones límite propician abandono de lastre y ascensión creativa; quebró la cabeza de los impresores al estampar sus caligramas… (caprichos de la letra sobre la geometría que luego pueden sorprendernos en Jardiel Poncela).
Apollinaire, valiente en su concepto y su análisis y su descripción y su goce del sexo como un Baudelaire en la Guerra del 14: mucho en su vida fue, desde su nombre, cuestión de elles. Y como Baudelaire, crítico de arte, y sobre todas las cosas, poeta. La guerra del 14, decía, una guerra que vive en la otra cara de la misma moneda -la de Cèline, tan desesperada en la noche-, donde Apollinaire se maneja con más ingenio ¿o ingenuidad? al hacer acudir como acompañante el amor lejano y anhelado, paraíso perdido traído a la trinchera. Entre medias se me desdibujan los problemas que tuvo por su ideología y postura ante la guerra, de un puntapié lanzada a un extremo: su aura anarquista se transforma en cerril patriotismo a la francesa. Es la misma guerra que hace que cuando más tarde (reconozco que tardía) descubro a Cèline, encuentre en éste ecos de aquel.
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jueves, 2 de octubre de 2008
SEPPUKU
En "Arte y anarquía" Edgar Wind relaciona la experiencia estética con el instante del sacrificio: “Las personas que no pueden olvidar nunca lo que desean, y ejercen su propia voluntad en presencia de una obra de arte, están excluidas de la auténtica experiencia artística. La obra de arte, no menos que una verdad, exige un genuino y completo olvido del yo: actitud que repugna a muchas personas, mientras que otras la adoptan con perfecta naturalidad”. Se llegaría así a una suerte de seppuku, una muerte ritual en la que el oyente, el que contempla, el lector, se niegan y se confunden por un instante con la obra que admiran. ¿Quién recuerda, todavía, ese viejo rito?
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viernes, 26 de septiembre de 2008
sábado, 20 de septiembre de 2008
EVIDENTEMENTE
Buceando por entre la colección de artículos que dan cuerpo al último libro de Ángel González, "Pintar sin tener ni idea" (Lampreave y Millán, Madrid, 2007), me he encontrado con uno de gran interés, producto de una charla que dio en la Fundació Antoni Tàpies dentro del ciclo La imagen fantasma (celebrado en el 2006). Bajo el título "Evidentemente", este historiador del arte vuelve a abundar en su particular tirria a los surrealistas. Al "soñar despierto" y a la escritura automática que preconizaba André Breton -"para mí, soñar despierto es lo que hacen las secretarias cuando leen novelas rosas", apostilla González- opone los peligrosos e inquietantes trances en los que en ocasiones se dejaban caer algunos miembros del grupo, especialmente Robert Desnos. Se plantea aquí una interesante cuestión: qué hubiera ocurrido de haberse perpetuado aquella breve hegemonía de los médiums sobre los "simples soñadores".Seguramente ya sabemos casi todos de la mandonería de Breton, que acabó por erigirse en juez último de lo surrealista y de lo que no lo era; pero lo que muchos quizá no sabíamos es que la facilidad mediúmnica de Desnos supuso un serio problema para su liderazgo y sobre todo para su proyecto de surrealismo. En esos trances, Desnos hace revelaciones alarmantes que finalmente llevan al jefe del cotarro a cortar por lo sano con lo paranormal y a conformarse con algo mucho menos peligroso e inquietante, pero también menos maravilloso: "soñar despierto".
Veamos la transcripción que hizo Breton de una de las visiones de Desnos en su "Entrada de los médiums":
"-Que voyez-vous?
-La mort."
Aragon, que acabaría también por conformarse con ello, escribe al respecto de estos trances: " En otras condiciones, y por poco que se agarrara a ese delirio, Desnos se convertiría en el jefe de una religión, el fundador de una ciudad, el tribuno de un pueblo sublevado..."Desnos veía la muerte una y otra vez, y como comenta el autor, versado en este tipo de experiencias (no es mi caso), la de la muerte es una visión habitual en las ingestiones de ayahuasca y LSD; la muerte como prueba inicial para el paso a lo maravilloso. Por lo visto, casi todos convinieron en apartarse de esa amenaza mortal para refugiarse en un terreno algo más acogedor... yo no sé vosotros, pero cuando oigo lo de "soñar despierto", me echo a temblar. González, que prologó la última edición del Diccionario de los Ismos de Cirlot, dijo esto a propósito del poeta y su relación con los surrealistas:
"Pues aunque sé de sobra lo mucho que exagero sobre la índole diabólica del surrealismo, no me cabe duda de que Cirlot ha descendido a sus infiernos para regresar vivo de milagro y poder así visitar nuevos abismos, que ciertamente hay otros aparte de los cada vez más trillados del surrealismo, que ha dejado de ser una encantadora atracción de feria, como las que tanto atraían a Cirlot, para convertirse en un omnipotente y omnipresente parque temático: la clase de horrenda "factoría de sueños" con que ahora nos amargan la existencia. Os digo que Cirlot salió vivo de ahí, lo que tenía mucho más mérito que entrar, e infinito más peligro."
Atentos también a la definición que cita González del "automatismo psíquico" surrealista por parte del crítico literario Jean Starobinski (que estudió la relación entre Breton y la psiquiatría): "materialismo mágico". Y a propósito de la parapsicología y sus promesas para el surrealismo:
"La parapsicología del siglo XIX prolonga bajo una forma degradada, y con el auxilio de una teoría seudo-fisiológica, la tradición milenaria del entusiasmo sagrado y el dictado sobrenatural de la palabra poética. Con o sin el auxilio de la hipnosis, son los videntes y los médiums los que mantienen, incluso en los escenarios del music-hall, las imágenes de los adivinos y de la Pitia(...) Este bric-à-brac, este ritual de carta postal, estos fantasmas de circo, no tenían por qué disgustar a los surrealistas. A ellos les gustaban los azares callejeros y hacer descubrimientos en los mercadillos, y al fin y al cabo la parapsicología es un poco el mercadillo de la mente".
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxkGgv_LI1XPVePfOyYd4MZ7W5jzipZT6xeVLBIMMiWM9oIHZosHjrrafq5vgrqDdFpiPpweco4fkmCGklYVo6A1Xl3aQYv4EwzK1_Gl12PyIlxrpki2FFFXZhzR-FIEC0gZZcLZMejn0/s320/breton-atelier-2.jpg)
Si interesa, podría incluso subirlo escaneado; a fin de cuentas no se trata de subir el libro entero ni nada.
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jueves, 18 de septiembre de 2008
MIRADA INTERIOR
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viernes, 25 de julio de 2008
LA ITALIA MÁGICA (I): EL ÁNGEL BIZANTINO
Es un misterio que Cristina Campo, una de las cimas de la literatura italiana del siglo XX, siga siendo una desconocida en España. Cuando se le recuerda es de manera periférica, por su amistad con María Zambrano, o como figura a la sombra de su pareja, Elémire Zolla, un orientalista brillante, que también ha sido injustamente olvidado. La obra de Cristina Campo ni siquiera se ha traducido al español. Nos queda mucho por descubrir: una pasión desmesurada por la forma, que ella entendió siempre como una vocación superior – el estilo se confunde en su obra con el destino, la pureza, y el sacrificio-, una obra breve y maldita, un puñado poemas que rozan la perfección. Cristina Campo escribió sobre los cuentos de hadas y las fábulas, sobre el rito, sobre la rebeldía luciferina en un mundo consagrado a la fealdad. Su devoción por el ángel de oriente y el icono –combatió el Novus Ordo Missae en favor de la liturgia latina tradicional, y acabó aproximándose al cristianismo oriental- la acercan al cristianismo rebelde de su maestra, Simone Weil.
La editorial Adelphi ha publicado Gli Imperdonabili, que abarca prácticamente la totalidad de su obra. Para Cristina Campo son imperdonables aquellas personas que aún se atreven a buscar “la perfección perdida en una época de progreso puramente horizontal, de masacre universal del símbolo, de crucifixión de la belleza”, los hermosos vencidos, los malditos, oficiantes de un rito que parece estar a punto de desaparecer. Además de su talento para la poesía tiene el don del ensayista, la capacidad de encontrar analogías y correspondencias. Para llegar a la idea de perfección –centro invisible de su obra- nos hablará de Las mil y una noches, de Gottfried Benn, de la belleza olvidada, o del destino. Roberto Calasso la incluye dentro de la hermandad de los imperdonables: “ha llegado el momento de que los lectores se den cuenta de que en Italia, entre tanto promotor de su propia mediocridad, ha vivido también esta trapense de la perfección”.
La soledad de Cristina Campo es insolente y monástica. En sus poemas y en su prosa hay siempre una distancia aristocrática, un desdén elegante que supo convertir en acero para batirse con los nuevos tiempos. Cristina De Stefano habla de este talante combativo en su biografía Belinda y el monstruo: vida secreta de Cristina Campo:
“El mundo que nació con la posguerra y el boom económico es para ella un planeta inhabitable donde los rostros, las costumbres y los usos agonizan en la homogeneidad, donde todo gesto es intercambiable y por tanto vacío de sentido. Un mundo donde se ha perdido para siempre la idea de destino, que para ella es esencial. Es profundamente antimoderna. Piensa que el mundo moderno es una impostura y el progreso –idea atea por excelencia, ha escrito Simone Weil- una mentira peligrosa. Se asoma a otros siglos, íntimamente insatisfecha con el suyo.”
Teniendo en cuenta estas inclinaciones no es de extrañar que la obra de Simone Weil le marcara profundamente. Con ella estableció una relación de filiación espiritual, un vínculo de pertenencia que se aprecia, por ejemplo, en sus impresiones sobre la atención:
“Verdaderamente todo error humano, poético, espiritual no es, en esencia, más que una forma de desatención.
Cuando se le pide a un hombre que no se distraiga nunca, que se sustraiga sin reposo al equívoco de la imaginación, a la pereza del hábito, a la hipnosis de la costumbre, cuando se le exige su capacidad de prestar atención, se le está pidiendo que actúe de la manera más alta. Se le pide algo próximo a la santidad en un tiempo que parece perseguir tan solo –con furia ciega y un éxito paralizador- el divorcio absoluto de la mente humana de su propia capacidad de atención.”
Si la obra de Cristina Campo ya era marginal durante la República de Saló no es difícil comprender su aislamiento en los años de posguerra. Se cumple, una vez más, la profecía fúnebre de Michel Mourlet: “Dentro de poco la importancia de un libro se medirá únicamente por el silencio que lo rodea”. No debe sorprendernos que el silencio que rodea la obra de Cristina Campo sea vasto e invencible: está a la altura de su genio. El juicio al respecto de la propia autora es sorprendente. Dijo una vez de sí misma, con sprezzatura, esa distancia olímpica que le caracteriza, y recurriendo a la tercera persona, que había “escrito poco, y le gustaría haber escrito aún menos”. En ese lema austero se expresa una vocación que cada día nos parece más extraña: la búsqueda de la perfección
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martes, 15 de julio de 2008
BATTIATO: MÁS ALLÁ DE SÍ MISMO
"Quien muere con amor a este mundo, es un hipócrita; quien muere con el anhelo del Paraíso es un asceta; pero quien muere enamorado de la Verdad, es un sufí".
Shebli
"Nómadas que buscan los ángulos de la tranquilidad,
en las nieblas del norte, en los tumultos civilizados,
entre los claros oscuros y la monotonía de los días que pasan.
Caminante que vas buscando la paz en el crepúsculo
la encontrarás,
la encontrarás
al final de tu camino.
Largo el tránsito de la aparente dualidad,
la lluvia de Septiembre
despierta el vacío de mi cuarto
y los lamentos de la soledad aún se prolongan.
Como un extranjero no siento ataduras del sentimiento,
y me iré
de la ciudad,
esperando un nuevo despertar.
Los viajantes van en busca de hospitalidad,
en pueblos soleados, en los bajos fondos de la inmensidad,
y después duermen sobre las almohadas de la tierra.
Forastero que buscas la dimensión insondable,
la encontrarás
fuera de la ciudad,
al final de tu camino".
Los adolescentes que descubrimos a Battiato por esta canción, allá por 1987, no sabíamos muy bien de qué iba la cosa, aunque la intuición nos decía que ahí había "algo" y ese "algo"... BRILLABA. Pero han pasado más de diez años y la letra ha cobrado sentido, pese a sus obvias limitaciones lingüísticas y conceptuales (lost in translation). Es más, para los que estén embarcados en una vía espiritual (o sea, en la Búsqueda de la Verdad) las palabras de "Nómadas" suenan hoy tan cotidianas como un té moruno.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEie3VetnPoAcxcYX_6m4p_Iu-xM_pYP5NvIea93u41y7kT-6SEH83XrVFgr7aAUUALNmVPVUhH8RDXog-sdUuahfHWrq4qMEKG4xqS7R7SDGzezH-1HQ8t-Q5mhiwozkI5_XGsKNTwwPCP6/s400/battiato.jpg)
¿Cómo llegó a esta religión?
De joven, estaba obsesionado por conocerme a mí mismo. Me hacía siempre las mismas preguntas: "¿De dónde vienes? ¿A dónde vas?" Compraba libros en busca de respuestas, y en uno descubrí el sufismo.
¿Qué encontró en esta doctrina que no obtuviera del cristianismo?
En el sufismo, se practica la meditación. No es como la religión occidental, donde te limitas a repetir "Padre nuestro, que estás en los Cielos...", sin pensarlo. Aquí, reflexionas.
¿Qué ha pensado esta mañana?
La meditación tiene una opción maravillosa: no pensar. Libertad fantástica; sin pensamientos.
¿Cree que las depresiones ya habrían acabado con usted sin el consuelo de este credo coránico?
Sin duda. Estaría muerto, muerto. Yo no era feliz, porque me faltaba la verdadera realidad, vivir como yo quería y no como dicen los demás. Ahora, desde hace 32 años, me sostiene esta idea, meditar cuando me despierto y antes de dormir, escuchar las cosas sutiles, las que no se ven a simple vista.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGXbwXmjnnSdeAFERu9l7ZVz0g99LEmUi3ZR8WmaWu7rV51C6PFU8e1Q8kvQqdaBunjnBmSMcqNZk-3FUWz0g4sxwjxcFyzQVURaWNn7VuT42oILwinDlRyK2E9tGoFFljCEkR_qkv8O_r/s400/SUFI.jpg)
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dildo
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miércoles, 9 de julio de 2008
LA IRA DE LAS HADAS
GOLPE DE ELFO. Enfermedad o invalidez atribuida a un golpe de una de las flechas de punta de pedernal que se encuentran en las regiones de colinas. Isobel Gowdie, la hechicera escocesa que pretendía estar confabulada con las hadas, dijo en su extraña confesión voluntaria que había visitado las colinas de los elfos y había visto a los jorobados niños elfos dando forma y preparando las flechas bajo la dirección del Diablo.Katharine Briggs. Diccionario de las hadas
Carlos Enrique Taboada, mago refinado del relato gótico, cineasta olvidado, deslumbró en los años 60 en México con películas como Hasta el viento tiene miedo y El libro de piedra. Llamaba la atención ya entonces su dominio del arte de contar historias, su capacidad para sugerir, con medios mínimos, la alucinación. En esa etapa sus películas eran narraciones estilizadas, perlas que recuerdan, por su concisión y su transparencia, a los relatos de fantasmas de M. R. James. Sin embargo su madurez llegaría más tarde, en 1984, con Veneno para las hadas, una obra extraña, más allá de los géneros, consagrada a la infancia, que no merece ser olvidada.
Veneno para las hadas es una película hermosa y cruel que mantiene con vida, como una tea encendida, el misterio de los cuentos. Taboada narra la historia de una niña que descubre su vocación y decide poner a prueba su poder. Graciela, huérfana, manipuladora y caprichosa, escucha con pasión los cuentos de su cocinera. Sus historias mórbidas de aquelarres y hechicería le fascinan y acaban revelándole su verdadera naturaleza: se siente bruja. Su compañera de clase, Fabiola, atraída por su carisma y la fuerza de sus visiones, acepta su vocación sobrehumana y decide acompañarla. Esta alianza se traducirá en una cadena de ritos, sacrificios, chantajes y sincronías fatales, en un viaje marcado por la muerte y la fascinación, que Graciela, incapaz de vivir de vivir fuera del Mito, interpretará como una cruzada furiosa contra las hadas, enemigas raciales –según le cuenta su cocinera- de las brujas.
Graciela y Fabiola viven en un mundo que se basta a sí mismo, un eterno verano, un país habitado por bestias y genios que tiene la belleza cerrada y asfixiante de un invernadero. En Veneno para las hadas no veremos, salvo en contadas ocasiones, el rostro de un adulto. De ellos sólo nos llega, como una oscura resonancia, la voz. Con frecuencia les oiremos contar historias a las protagonistas. Las palabras de los adultos –que hablan de hogueras, de venenos, de antiguos odios y alianzas (“las hadas no se llevan con las brujas, les tienen miedo”), son símbolos y emblemas resplandecientes para las niñas, confirman sus miedos y sus deseos y refuerzan sus intuiciones. Todo sirve a la leyenda. Y cuando la leyenda se asume como vocación, nos recuerda Taboada, no existe la impostura. La furia con la que Graciela y Fabiola viven sus vocaciones –hasta las últimas consecuencias- haría temblar a un adulto.
En el mundo salvaje de Veneno para las hadas son frecuentes las apariciones de animales. Los comentarios de Graciela sobre el búho disecado, la araña, el perro o el sapo nos recuerdan que la tierra pertenece –en un interregno maravilloso- a los niños y a las bestias. En los bosques de En compañía de lobos, de Neil Jordan, reaparece el mismo bestiario desmesurado. Graciela buscará el rostro de las hadas en un Edén lleno de bestias.
Aunque Veneno para las hadas hunde sus raíces en el imaginario medieval de la brujería y celebra al animal también se aventura a hablar sobre las hadas y sus golpes, que hacen caer a los hombres. Graciela alcanzará a ver el rostro de Mab, de Titania, reina de las hadas, en el corazón del cuento, en un paisaje que alcanza la condición de geografía sagrada, en vecindad con el pantano de La noche del cazador –el encuentro tendrá lugar, en esta ocasión, junto a un lago-, en un país al que sólo unas pocas obras afortunadas, como ésta, consiguen hacernos regresar.
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miércoles, 2 de julio de 2008
EL REINO DE LA CANTIDAD Y EL SIGNO DE LOS TIEMPOS
(escrito a mediados de junio tras una charla con Dildo sobre el futuro del blog)
Hay gentes satelizadas por las encuestas de opinión, por los índices de audiencia, por los libros de visitas o por cuántos comentarios se dejan en los blogs (sin dar mucha importancia a lo que digan esos comentarios: lo importante es que sean muchos aunque la estulticia o la hostilidad primen sobre la empatía o sobre el disenso inteligente). Para otros, significativa y consecuentemente los menos, la existencia es más alambique que sumidero: sabemos (desde el instinto, desde la experiencia repetida una y otra vez, desde cada fibra de nuestro ser) que cuanta menos cantidad, más calidad, más tuétano, más cercanía a lo esencial.
Los mejores recuerdos van unidos a poca gente pero bien avenida compartiendo, respetándose, sin desconfianzas ni enquistamientos. Un blog, por ejemplo, entendido como un lar, como un foco familiar en el que reconocernos, no como un corral ajeno en el que no acabamos de sentirnos a gusto, en el que nuestra alienación aumenta. Tal vez algunos, movidos por el autodesprecio, deseen (como aquel tipo de Poe) confundirse entre la multitud de un entorno masivo, profanador de todo lo que merece la pena, humillados eventualmente por insultos y descalificaciones que les caen desde las alturas de sádicos titiriteros (caricaturas de algún celoso dios judío, aparecen muy de vez en cuando para joder la marrana y dejar claro Quién manda) o se elevan mefíticos desde las profundidades anónimas (discutible anonimato usado también ocasionalmente por estos saturnianos barandas para mejor ejercer su mala hostia).
No hay esclarecimiento en la masa, en la legión satánica, en la confusión que pretende elevar torres destinadas a desmoronarse de modo traumáticamente necesario. El chantaje contra alguien por ser veneno de taquilla o patata caliente sólo hace mella en quienes se sienten más cómodos con la entropía que con la Energía (podría hablar de mal y de Bien pero me parece más ajustado lo de entropía y Energía). El regodeo en las cantidades y la sensación de fracaso por no arracimar demasiadas cifras a nuestro derredor es alienación, disolución, escapismo. El Destino, con frecuencia, acaba premiando con un cáncer a esta clase de gentes, como diciendo "¿no querías reunir cantidades en torno a tu persona? Pues toma metástasis"
Este blog lleva desde hace un tiempo (en consonancia con el zeitgeist presente -cuando Gaia comienza, una vez más, su salubre tarea de desparasitación-) inmerso en un proceso de clarificación, de vindicación de identidad, de busca de una mejor (por más sincera) relación entre sus componentes. Por ahora, los dioses nos han premiado no sólo potenciando la cohesión sino manteniendo la cantidad (como si asumiesen que hasta en la destilación ha de haber un límite para que la Esencia sea) con una nueva incorporación más afín al meollo de este LUMINAR que quien decidió autoexcluirse.
Creo hablar por (casi) todos si trato de definir este meollo:
desde nuestros diversísimos orígenes y etopeyas, a través de profundizaciones en banderías de juventud, de mutaciones (tal vez renacimientos -lo latente decide hacerse patente-), de lastres que se abandonan, de descubrimientos, hoy podemos decir sin dudarlo que somos de Derecha (entendida ésta con mayúscula impar de diagonal ascendente, no con la minúscula informe de las horizontales incompleteces partidistas -esa Derecha sustantiva, metapolítica, que suena mejor en alemán, en italiano, en francés y ya no digamos en ruso: esa Derecha en la que cabe holgada y jüngerianamente la Izquierda entendida como Vía de la Mano Izquierda, como Medio para encauzar determinadas energías y no como cul de sac disfrazado de meta, no como coartada de pasiones autodestructivas, no como charca palúdica y troskizante de chantajes, envidias y resentimientos, no como regodeo mórbido en la enfermedad de lo humano, en la occidentalización frente a la Orientación, en la existencia entendida como vano parque temático por el que dejarse llevar y no como campo de batalla en donde enfrentarnos una y otra vez, en sacra lid, en perenne Yihad, a lo peor de nuestra condición-);
detestamos lo gratuito (entendida esta gratuidad no en su acepción de sana rebeldía frente al ramplón pragmatismo filisteo sino como carencia de sentido cósmico, como agujero negro escamoteador de consecuencias, como bucle disolvente de nuestra integridad), todo aquello que crece y prolifera sin un desenlace, con vocación de aporía globulosa, de HUIS CLOS sartriano, de desesperante espera digna de Beckett (las metástasis de Cronenberg, al menos, son siempre trágicas y, por tanto, cargadas de sentido, naturales en su reto luciférico a la Naturaleza, entendiéndose el proceso degenerativo como trance -sin trance no hay vida- hacia una mutación y no como rutina en la que engolfarnos y normalizarnos en la inacabable autodegradación);
nos atraen los horizontes, no los rehuimos como espejos mágicos que nos avergüencen;
siempre nos sentiremos más cerca del Medievo que del peplum (y el único peplum que nos conmueve es aquel que, por sus disciplinas estoicas o por sus aquelarres siríacos, anuncia el Medievo), de la torrencialidad Romántica que del cálculo dieciochesco, del heroísmo que de la picaresca, de Esparta que de Sodoma (salvo cuando Sodoma se vive como una Esparta unipersonal e intransferible -ahí Burroughs-), de la Cultura (aún mejor con K gótica -esa Kultura que para muchos es barbarie porque surge del temple y no de la cobardía-) que de la civilización, del Esclarecimiento que de la ilustración, de la Categoría que de la anécdota, del Mito que de la profanación, de la Obsesión que del diletantismo;
la Democracia (para nosotros, que creemos en lo Mejor como acicate -y no enemigo- de lo bueno y que sabemos que el mal menor siempre es el peor y más absoluto de los males) sólo puede merecernos consideración y no asco en su concepción paretiana (fluida, honesta e ininterrumpida circulación de élites, sin atajos ni trampas que la necrosen);
nos identificamos visceralmente con el nombre de este blog y con el rostro que lo ampara;
nos sentimos bien colgando entradas en el LUMINAR y, si no lo hacemos con la frecuencia deseada, es sólo por falta de tiempo, nunca de ganas.
Dije que hablaba por casi todos. Si alguien se considera incompatible con este tuétano, tal vez debería dejar de marear la perdiz y obrar en consecuencia. Recordad el lema del Foro CAFEXPAN, "¿QUISTES? NO, GRACIAS".
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martes, 24 de junio de 2008
MUSHOTOKU
"Mi maestro insistía siempre en la idea de mushotoku: sin espíritu de provecho. Esta es la esencia del Zen: obtener sin intentar obtener.
Lo repetimos cada día en la recitación del Hannya Shingyo.
Esta es la filosofía más alta, la más auténtica.
Si cuando pintáis tenéis por meta hacer una obra maestra, vuestra pintura sólo será mediocre. Si por el contrario estáis verdaderamente concentrados y sin meta, podréis crear una gran obra.
La dimensión más alta de la vida espiritual es mushotoku: sin meta, sin espíritu de provecho".
Taisen Deshimaru
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jueves, 19 de junio de 2008
EL CORAZON DEL POETA
ilustración: THE LEFT HAND
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Etiquetas: la locura de los priones
lunes, 16 de junio de 2008
Charles Baudelaire - La Escuela Pagana
Ya se ha asomado Baudelaire -una de mis debilidades- por este Luminar. El otro día me tropecé con esta potente reflexión, un texto visionario sobre el destino de buena parte del arte moderno. No puedo resistirme a incluirla aquí.
"La afición inmoderada de la forma empuja a desórdenes monstruosos y desconocidos. Absorbidos por la pasión feroz de la belleza, de lo raro, de lo bonito, de lo pintoresco, porque existen grados, las nociones de lo justo y de lo verdadero desaparecen. La pasión frenética del arte es un cáncer que devora todo lo demás; y como la ausencia de lo justo y de lo verdadero en el arte equivale a la ausencia del arte, el hombre entero se evapora; la especialización excesiva de una facultad conduce a la nada. Comprendo los furores de los iconoclastas y de los musulmanes contra las imágenes. Admito todos los remordimientos de San Agustín ante el placer excesivo de los ojos. El peligro es tan grande que disculpo la supresión del objeto. La locura del arte es igual al abuso del espíritu. La creación de una de esas dos supremacías engendra la necedad, la dureza de corazón y una inmensidad de orgullo y de egoísmo".
Charles Baudelaire, La Escuela Pagana
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lunes, 9 de junio de 2008
¡esas luces!
“Me acuerdo que decía mi abuelo que los listos lo pasan en esta vida mucho peor que los tontos. Los tontos se conforman con todo. Los listos casi con ná. Los tontos dicen viva la gallina con su pepita. Y los listos se muelen los sesos para ver la forma de suprimir las pepitas…Los hombres…no les cunde en este mundo si llevan el corazón en la mano…Aquí no se puede decir ajo a secas. Hay que decir ajo en forma. -¿Y por qué es así la vida, madre? – Porque hay más tontos que feos, como decía tu abuelo”.
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Etiquetas: Francisco García Pavón, Oscar Wilde
viernes, 6 de junio de 2008
SOBRE EL NARCISISMO
“Existe más diferencia entre un hombre y otro hombre que entre dos animales de diferente especie”
Michel de Montaigne
“Desde la Revolución francesa ha ido afianzándose la viciosa y cretinizante inclinación a hacer creer a todos que los genios (dejando ahora al margen su obra) son seres humanos más o menos parecidos en todo al resto de los demás mortales. Nada más falso. Y, si esto es falso para mí, que soy el genio de más amplia espiritualidad de nuestra época, el auténtico genio de los tiempos modernos, es todavía más falso para aquellos genios que alcanzaron la cumbre del Renacimiento, como Rafael, genio casi divino.
Este libro va destinado a probar que la vida cotidiana de un genio, su sueño, su digestión, sus éxtasis, sus uñas, sus resfriados, su sangre, su vida y su muerte son esencialmente diferentes a los del resto de la humanidad.”
Así empieza “Diario de un genio”. Su autor, Salvador Dalí, ha sido considerado el gran histrión, el príncipe de los narcisistas, un estafador. A él sólo debemos, según algunos, la consagración del kitsch español. Lejos, en otra parte Dalí sonríe y sigue escribiendo como un dios.
El lector moderno apreciará en el texto una blasfemia doble: su condena feroz del igualitarismo, por una parte, y muestras claras de narcisismo, verdadero delito de lesa majestad. Sin embargo, nunca hubo narcisismo en Dalí, sino una entrega absoluta a las fuerzas más elevadas. En el escándalo de su vida Dalí rebasó un límite y aniquiló en sí mismo cualquier muestra de narcisismo. No hay sumisión al dinero en sus caprichos, como él mismo dijo en numerosas ocasiones, sino la voluntad de alcanzar el Oro. Sus ocurrencias nunca buscaron el escándalo por el escándalo, sino la transgresión radical del trickster, del zorro, el cuervo o el coyote, que llevan de forma sacra el desorden a los mitos. En sus excesos, en la invención de su propia leyenda, Dalí camina sobre el filo de una navaja y sobrevive a la prueba. Encontramos en Dalí y en otros creadores una exasperación de lo personal, de las pasiones y caprichos, que se convierte en ascesis y acaba desencadenando una epifanía. Por ese camino, naturalmente, se despeñan muchos.
Cada vez más, se asocia injustamente la palabra narcisismo a la obra de autores que se han propuesto ir, con valentía, más allá de sus límites. René Girard afirma que hemos olvidado la diferencia que separa la sangre derramada durante el rito sacrificial, que purifica, y la sangre que se vierte durante la violencia, en el vaho de la masacre, que sólo trae miseria. Una miopía parecida hace que confundamos al que da rienda suelta a sus caprichos con el narcisista que descubre en sí mismo fuerzas superiores y alcanza, a través de sacrificios, una potencia cósmica, sobrehumana, que linda con lo impersonal.
Más allá del umbral donde se detuvo Raskolnikov, en la soledad más absoluta, impera la ley del ángel. Más allá del narcisismo hay un erial, y el que se atreve a recorrerlo y sobrevive encuentra un jardín.
Muchos de los que han emprendido este camino han sido acusados injustamente de esteticismo y narcisismo. Podemos recordar la soledad extrema del anarca de Jünger, que vive como un rey sin reino, la ley del ángel de Mishima o el incendio de Stirner. Y también a los que han soñado en sus creaciones que la tierra era heredada por un solo hombre, el último hombre vivo, y a todos aquellos que entienden los excesos de sus diarios, confesiones y memorias como formas supremas de ascesis.
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viernes, 30 de mayo de 2008
Jean Tinguely
Este pasado domingo me acerqué al IVAM. De los museos de arte moderno salgo muchas veces mosqueado (de hecho, habría salido mosqueado si sólo hubiera visto la mierda de Joseph Beuys), pero no fue el caso esta vez. Había expuesta una retrospectiva de Jean Tinguely (1925-1991), un escultor cinético suizo que fue miembro del grupo de los Nouveaux Réalistes. En este grupo se encontraba también gente como el pintor monocromo Yves Klein, el embalador Christo, Daniel Spoerri o Niki de Saint-Phalle, la mujer de Tinguely. Duraron un decenio juntos (1960-1970) y celebraron su disolución ese último año con una escandalosa performance, en la que quemaron un gigantesco falo delante de
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Etiquetas: Arte, Jean Tinguely
lunes, 12 de mayo de 2008
CRÍA FAMA... Y DESCANSA EN PAZ
Nick Drake, cantautor brillante que fue completamente ignorado en vida y no alcanzó la fama hasta unos veinte años después de su presunto suicidio, compuso "Fruit tree", una preciosa, visionaria y melancólica canción sobre los caprichos de la fama póstuma:
Sí, pero el abuelo Jünger siempre lo tuvo mucho más claro: lo que a Drake le provocó largas noches de insomnio y lo sumió en profundas depresiones, al gélido e iluminado autor de "Eumeswill" no le quitó ni un segundo de sueño y apenas le dió para un puñado de certeras reflexiones; entre ellas:
"¿Por qué se quejan tantos de ser menospreciados? Peor aún es lo contrario".
O también:
"La fama póstuma es algo más bien de temer en tiempos en los cuales la gente se vuelve más necia generación tras generación".
Y aún más:
"La fama póstuma tiene para el que la logra la conveniencia de no ser importunado por ella. La fama no depende del tiempo; en este sentido, la duración, la pervivencia de una obra puede servir de prueba de que lo atemporal, como la cola de un cometa que sigue brillando detrás de él, se hace visible durante un rato. El mismo está extinguido".
*Fotografía del cometa Halley tomada en 1910 desde el Lowell Observatory.
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miércoles, 7 de mayo de 2008
Divinas palabras (III): Charles Baudelaire
photoclaroscuro
“El mundo se va acabar. La única razón por la cual podría perdurar sería porque ya existe. ¡Qué débil es esta razón, si la comparamos con las que anuncian lo contrario, ésta en particular: ¿qué más puede llevar a cabo el mundo, a partir de ahora, bajo el cielo? - Pues suponiendo que continuara su existencia material ¿sería ésta una existencia digna de ese nombre y del diccionario histórico?”
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lunes, 5 de mayo de 2008
miércoles, 19 de marzo de 2008
CONSEJOS A UN AMIGO
(fragmento de una carta de Juan Eduardo Cirlot a Manolo Millares -recogida en la recopilación de correspondencia «DE LA CRITICA A LA FILOSOFIA DEL ARTE»-)
«Necesitarías alguien que te transmitiera una seguridad que te falta y que te quitara el miedo. Me dices que eres neurótico. ¿Estás seguro de ello? Por mi parte, detesto la terminología psiquiátrica que hoy impera; prefiero creer en endemoniados que en locos, excuso decirte en esa zona intermedia de la "neurosis". Si de veras crees que vives en ella, procura curarte (si la interpretas como enfermedad); usa vitaminas; reforzantes de todo género; confiésate con los amigos, con tu mujer, escribe, deshazte de tus preocupaciones. Si prefieres considerar que "eso" es más asunto del alma que de los nervios, mira profundamente en tu fondo y analiza qué te pasa.
Te recomiendo que con cierta frecuencia, una vez por semana al menos, des un largo paseo solitario y te dediques a meditar, pensando y dirigiendo tus ideas (no permitiendo que se te impongan cavilaciones) y sobre todo estableciendo la trayectoria de tus vidas (exterior e interior), por etapas, buscando su "melodía interior", intentando explicarte porqué has dado cada paso y si has conseguido o no lo que querías. Estudia tu existencia a trozos, haz diagramas de ella; analiza tus épocas de victoria y de derrota, tu ritmo de fecundidad y repetición.
Cuando te hayas acostumbrado más a ti mismo y te lleves de verdad a cuestas, conscientemente, tu inconsciente no podrá nada contra ti, o tendrá una virulencia mucho menor. Por otro lado, piensa sinceramente en la finalidad real de tu creación; si es un acto de verdad y de humildad, de afirmación y de proyección, o si buscas más bien dañar por medio de ella. Sólo admitiéndote como eres podrás avanzar algo en la senda del ennoblecimiento y así tu alma irá mejorando y con ella, muy posiblemente, los nervios.
No te quejes demasiado. Tienes una casa, un espacio que es tuyo, puedes ser tú mismo y sabes que otros seres humanos te conocen y te admiran. Tienes libros, cuadros, paredes y lecho. Tienes comida y bebida, luz y sol, tienes una mujer estupenda, bella, graciosa y amable. Deberías, pues, ser feliz. Al menos, bastante feliz. No lo eres, o por desorden de tu vida interior y falta de claridad en el análisis de tus condiciones existenciales (que son prodigiosas, piénsalo, en la época de los campos de concentración), o bien por participar en un dolor más genérico e impreciso.
Sé bien que las personas más dotadas pueden sentirse torturadas por problemas profundos e insolubles: anormalidades sexuales no resueltas, amores imposibles, ambiciones que no se acaban de satisfacer, sentimiento de impotencia ante los grandes logros de las propias finalidades de la vocación. Pero este género de dolor ha de admitirse y utilizarse como estímulo, no como freno ni como maldición.
Puede suceder que una mujer maravillosa, que nos haría dichosos como amante, no nos resulte como esposa pero esto prueba, precisamente, que el hombre no ha sido hecho para la felicidad y que su atmósfera ordinaria ha de ser el sufrimiento. No es posible concebir la "organización de un cielo", hecho a la medida como un traje y comprado pagando el alquiler del piso. Pero esto no es neurosis en la medida que sea conocido y dominado.
Si es insatisfacción artística, pensemos ya que el arte contemporáneo (con todos los logros que no se le quitan) es poca cosa y que va siendo hora, acaso, de abrir puertas hacia un arte desconocido. Piensa si eso puedes hacerlo tú. O si puedes ayudar a que esa vía sea encontrada. Más modestamente, medita sobre la historia de tu creación y procura ver hacia dónde ha de ir, dado lo que ha sido y lo que es. El hecho de que te exprese a ti y que tú te califiques de neurótico no justifica nada. El artista del presente no debe olvidar la existencia real del mundo, de los seres humanos, de la historia del arte y, sobre todo, del universo del espíritu. Intenta ir hacia adelante. Lo conseguirás.»
(debe de ser estupendo recibir una carta así cuando uno está con la depre)
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sábado, 15 de marzo de 2008
Lenguas literarias
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lunes, 10 de marzo de 2008
CRAYONTOMIA PREFRONTAL
Nueva vuelta de tuerca a lo ya dicho aquí (se recomienda como fondo musical para esta entrada el «MONGOLOID» de DEVO –aún mejor en la versión de PARAISO-) (intro basada en un hecho real -le ocurrió a una tía mía y como ella supongo que habrá millones-: a medida que pasaban los años el abanico de sus gustos como espectadora se fue estrechando; dejó de ver películas de tesis porque le producían dolor de cabeza; luego desertó de los melodramas por considerarlos deprimentes; más tarde también la tomó con las comedias de enredo porque se perdía en los argumentos; después, sólo veía programas musicales, concursos de Emilio Aragón, varietés con ventrílocuos y HABLANDO SE ENTIENDE LA BASCA; finalmente se quedaba extasiada ante el ruido blanco de la carta de ajuste o de la nieve sin imagen alguna -«ya están aquíííí», que diría la niña de POLTERGEIST-).
Todos llevan su lápiz de cera alojado en el cerebro. Todos interactúan en armonía. ¿Por qué tú no llevas ese lápiz? ¿Quién te has creído que eres? ¿Cómo? ¿Qué es eso del Conocimiento? ¿A quién coño le importa el Conocimiento? Nunca encontrarás tal cosa. Lo que has de buscar es la felicidad, que desde siempre ha estado reñida con el Conocimiento.
Por no llevar ese lápiz haces daño (con tus palabras, con tus actitudes, con tu desasosiego) a la buena gente que te rodea. Cometes el grave pecado de no atenuar tu yo. Difumina tu identidad, tus impulsos, tus aversiones, tus expectativas. Acepta el adiestramiento. No persistas en ser una anomalía. O acabarás en la más completa soledad llenando tus bolsillos de piedras a la orilla de la Estigia más cercana, o estallando tu cabeza frente a un campo de girasoles.
Exige ya mismo tu crayontomía prefrontal (es un derecho constitucional). Y así tus prójimos disfrutarán contigo y no te sobrellevarán con esa mezcla de pasmo y resignación. Dejarán de considerar tu identidad como una enfermedad, como un exceso, como algo que sólo puede ser admitido en muy rebajadas dosis.
No existe Ligeia. Ni Palas Atenea. Ni siquiera, bajando algo el listón, las putas de MENSA (y aunque éstas existiesen, ¿con qué ibas a pagarlas?). Sólo Lou Salomé repetida una y otra vez («¡EN ETERNO RETORNOOOOOO!», ulula el señor Patata entre morreo y morreo al caballo de Turín). Nadie te acompañará codo con codo en la trinchera del Conocimiento, sólo mariposearán al albur de su capricho y después se irán a libar en otra cabeza (esas malditas calientasabios cuyo recuerdo nos vuelve con hedor a resaca, a colillas flotando en una escupidera).
Abandona. No hay lectores. Sólo visitantes de la feria de fenómenos. Los libros son una perversión de ociosos y snobs. Sintetiza tu lenguaje, vuélvelo eseemesino (sietemesino), decelera tu actividad cerebral. Exige tu lápiz de cera YA.
O, mejor, espera un poco y, con algo de suerte, como te da por cantar en los últimos tiempos, «cuando nuestra riqueza sea tan sólo el Alzheimer, seguro que nos vemos en cualquier fiesta»...
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lunes, 25 de febrero de 2008
BREVIARIO DEL CAOS (otra taza)
El amigo Juanjo (MUNJOIE para los asiduos a este blog) me ha vuelto a regalar un libro importante. Como el anterior (el cirlotiano DICCIONARIO DE LOS ISMOS) pero de otra manera, una criatura entreverada de exabrupto y diagnóstico. Si los exabruptos de Cirlot son congelados diagnósticos, a veces copiosos (nunca vacuos) manuales, y otras concisa cábala de esencia poética destilada en alambiques cada vez más infinitesimales, los diagnósticos de Albert Caraco, exabruptos de hielo quemante, profundamente judíos en su aullido de profeta bíblico, profundamente descastados en su demoledora razón de House cuando le tocan los cataplines (espléndidos episodios llenos de tuétano los dirigidos por J.J. Campanella, cineasta paradójico que cuando rueda en USA alumbra joyas –como las citadas entregas de HOUSE o la película EL NIÑO QUE GRITO PUTA- y cuando lo hace en Argentina excreta esos hórridos excrementos de autojustificación que tanto gustan a la progresía aún rampante), profundamente definitivos en ese terminalismo del suicida y/o suicidador (aunque en la contraportada se mencionen, para compararlo, al farsante Cioran y a Céline, yo le veo más cerca de la discreta mirada de Drieu –el Drieu aforístico de los escritos finales o de las mejores páginas de sus novelas GILLES y EL FUEGO FATUO, ese Drieu en perpetua exigencia de muerte- que del convulso exhibicionismo de Destouches –válido, sí, y magnífico en la forma pero, en cuanto al fondo, siempre menor en relación con Drieu por huir de la muerte en vez de buscarla- y ya no digamos del fraudulento rumano dispensador de coartadas para la autotraición postmoderna; también pienso que las notas últimas del John Doe de SEVEN –previas a su abandono de la escritura para pasar a otro campo más tangiblemente ligado a la Muerte-, de haber tenido existencia real, exhalarían un aroma a Caraco).
Dudé entre encajar estas impresiones como comment dentro del hilo correspondiente a la entrada de Juanjo o (lo hecho) crear una entrada nueva a propósito del mismo libro. Creo que esto da más énfasis y, por otra parte, supone un nuevo puñetazo en la mesa contra el silencio abúlico que parece amenazar al LUMINAR desde comienzos de año.
Caraco también me trae a la mente a Gottfried Benn en su aspecto gris. La foto de la solapilla me recuerda a esos sujetos de los films de Chabrol, desapercibidos heraldos de la segadora de vanidades, burócratas con una vida doble rezumante de consciencia y/o delirio. Pese a tener a mano el Google, me resisto a la tentación de husmear biográficamente sobre nuestro hombre hasta no haber colgado la presente entrada. No me hace falta. El libro lo dice todo.
Y, por acabar con una cita (de los muchos párrafos que hago míos), elijo ésta:
«Por mucho que la nueva revelación nos parezca más que necesaria, antes es necesario que el escándalo explote y que nuestras mortíferas ideas agoten su demencia exhalando su malignidad, no eludiremos la catástrofe, está en el orden y somos sus cómplices, preferimos la catástrofe a la reforma, antes elegimos inmolarnos que repensar el mundo y no lo repensaremos más que en medio de las ruinas.»
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viernes, 8 de febrero de 2008
Vivir es un abuso, no un derecho
Intento ser optimista. Esto es lo que dice Albert Caraco en Breviario del caos:
No podremos cambiar nuestras ciudades más que aniquilándolas, aunque sea con los hombres que las pueblan, y vendrá la hora en la que aplaudiremos ese holocausto. Entonces no retrocederemos ya ante nada y habrá quien se muestre el más bárbaro, nos volveremos los sacerdotes del caos y de la muerte, el orden será nuestra víctima y la inmolaremos para que el absurdo cese, llevaremos más lejos las plagas naturales y doblaremos su malignidad. Así castigaremos a aquellos que han nacido indeseables y que se jactan de multiplicarse aún, les enseñaremos que vivir es un abuso, jamás un derecho, y que merecen perecer, porque ocupan demasiado espacio aumentando la fealdad del mundo, abrumado por un excedente de hombres. Queremos restaurar y por eso pensamos en destruir, queremos reencontrar la armonía y por eso armamos el caos de nuestro amor, queremos renovarlo todo y por eso no dispensaremos ya nada. Pues si los vivos eligen la opción de ser unos insectos y de pulular entre las tinieblas, el rumor y el hedor, estamos ahí para impedírselos y salvar al Hombre exterminandolos.
Nietzsche lo dice así:
Han desaparecido ya muchas especies animales; supongamos que también desapareciera el ser humano: en el mundo no faltaría nada. Hay que ser suficientemente filósofo para admirar también esa nada.
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viernes, 25 de enero de 2008
Divinas palabras (II): Álvaro Cunqueiro
A Cunqueiro, como a Pla, lo supongo uno de los escritores deliberadamente olvidado, de los que
no encuentras con facilidad en las librerías de moda. Ambos se conocieron. Con puntos en común en la visión de su tierra, la definición del hombre en el mundo, la percepción histórica, las dudas ante el folio en blanco y el goce por la gastronomía con raíces.
Un Cunquerio culto y humilde
Y un Cunqueiro aparentemente prosaico
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-pjjitXpVibvnQFsdec9hkV_s8HdPtl77P1kcetVTnfgVYh_2fY5c_gRc2jgOpfiwsLk8IbDCCDZjftXQnBRM64rsmWCTscM5t4beGoGtEOVKxYgQMyAGiQoio6RMJ5rq9__bUVW6dPo/s400/santiago05109.jpg)
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miércoles, 16 de enero de 2008
EL CAMINO DEL CORAZON (1): AGUIRRE
«El mundo está sediento de seres excedidos.» (JOSE CARLOS AGUIRRE –línea extraída de su RUTA LOTHLORIEN, publicado en el nº 6/7 de EL CORAZON DEL BOSQUE-)
Rodeado de esas pilas de ejemplares de EL CORAZON DEL BOSQUE que nunca cumplieron su labor (consumar su itinerario desde la imprenta hasta las manos y los ojos de presuntos afines) y hoy sirven de impremeditadas peanas para los bafles de mi equipo de música, se me ha ocurrido iniciar una serie evocando lo más notable de mi aventura cultural y editorial más ambiciosa y, por supuesto, más frustrante (ahí las pilas muertas de risa en espera de lectores). Aunque ¿fue de veras tan frustrante?: las propias vicisitudes que vaya recordando aquí y la mera existencia de avatares ulteriores como la web LINEA DE SOMBRA o este blog o mi estrecha relación con Dildo o con el maestro Rafa demuestran que la saga corazonesca, si no en lealtades de lectores y en una mínima rentabilidad capaz de posibilitar su continuidad, fue fecunda en los gérmenes que me ayudarían a madurar tanto en lo intelectual como en lo emocional, a pasar de la anécdota de la política partidista tan pobre de espíritu y penetrar en la categoría de la observación metapolítica, cuyo ojo estereoscópico es el ojo de Dios, esto es, de la Naturaleza.
Dedicaré esta primera entrega a alguien fundamental para entender el meollo de EL CORAZON DEL BOSQUE, para discernir su voluntad de unir disconformidades de muy diverso pelaje y de transversalizar extremos desde la atalaya de la Revolución Conservadora (entendida esta en su sentido más totalizante y trascendente). Esa persona es Carlos Aguirre.
Pasivo y audaz, ser lunar con pretensiones solares (su aspecto –extraño cruce entre Fele Martínez y Homer Simpson- lo retrata muy bien no sólo en la superficie), animal cultural de raíz conservadora con un punto exhibicionista (en eso siempre me recordó a Xenius o a Montherlant) a la vez que observador curioso de los exabruptos postmodernos más biodegradables (recuerdo nuestras visitas al MOROCCO en el tiempo que lo regentaba Alaska –para seguir una charla de Escohotado o para sumergirnos en una dantesca velada neomoderna, de la que salimos escaldados por el exceso de mariconería y gilipollez snob-), vinculado y más tarde desencantado (como yo, como el zenmeister) de las sirenas políticas de canto azul que prometían engañosas primaveras, jüngeriano (¡cómo si no!), loco por Holderlin, psiconauta homérico (en el doble sentido –épico y freak- del adjetivo: con él disfruté de momentos esclarecedores como mis dos trabajos de ayahuasca o aquellas medievales jamonadas, donde –devorando un pernil entero entre vasos de buen vino- algunos elegidos elucidábamos cuestiones y estrategias para encarar con dignidad los días por venir –a ellas acudieron sujetos tan variopintos como Iñaki Fernández o Leopoldo Alas y, por lo que se ve de sus acciones posteriores, no parece que les sirviese de mucho-), amigo entrañable que puso corazón a la elaboración de EL CORAZON... (en algunos momentos fue su máximo proselitista, azuzándome en el nadir de mi ciclotimia), y también dinero (llegó a costear íntegro el nº final de la revista), relaciones públicas (fue suya la idea de crear en torno a la publicación un Núcleo de Vanguardia Operativa, agitador y seductor, terrorista cultural e independiente de toda disciplina y manipulación partidista –cuando yo me acerqué a FE/JONS se sintió decepcionado por mi obstinación en tropezar de nuevo en la misma piedra hasta el punto de abandonar la singladura pero volvió al final, interesado en la transversalidad con los abertzales, a los que consideraba más guerreros que políticos y, por tanto, respetables desde una óptica espartana, como también sintió, y por las mismas razones, una fuerte simpatía por Alicia Luxemburgo, la colaboradora ultraizquierdista de EL CORAZON...-).
No hay un solo texto de Aguirre en la saga corazonesca que sea irrelevante o anecdótico. Rigor, profundidad, mala uva en ocasiones, atención plural en los temas (el cine como arte total niestzcheano, las sustancias psicoactivas como aproximaciones a viajes de mayor enjundia, el contencioso vasco, el Islam, la decadencia que nos envuelve, el romanticismo alemán, Esparta... y Jünger, siempre Jünger-) conforman lo mejor que ha hecho este hombre en su paso por la tierra. Y no exagero barriendo para mi coleto: Rafa, buen amigo en su momento de Aguirre (a mediados de los 80, cuando unos energúmenos del Sindicato de Estudiantes lo apalizaron arbitrariamente –Aguirre es la persona más ajena y crítica del matonismo y la violencia facha- hasta casi llevárselo al otro barrio, fue el zenmeister –entonces más guerrero que monje- quien vengó cumplidamente aquella canallada), a veces trae a la tertulia noticias dispersas sobre nuestro hombre. Y esas noticias siempre están cargadas de humor amargo al hablar de alguien “que se ha echado a perder”. ¿Causas?: su interés por la psiconáutica acabó deviniendo en monomanía y lo homérico escorando más hacia Matt Groening que a la entereza del rapsoda griego, también tuvo su parte de culpa una compañera dominante y profundamente celosa de todo lo que pudiera relativizar su ascendencia sobre el amigo Carlos (siempre acaba apareciendo el final de LA VOLUNTAD azoriniana por alguna parte), compañías dudosas que antepuso a la nuestra (buscavidas moscones de la cofradía de Dragó, de esos que utilizan la figura jüngeriana del Anarca como cínica coartada para su petulante picaresca, para sus triquiñuelas proxenetistas de algo tan noble como la Cultura –en tanto que impulso vivo y espontáneo de todo ser vivente-)...
En fin... Aunque Rafa y yo siempre estamos entornados (abiertos sería a estas alturas demasiada ingenuidad) a una eventual recuperación y reencuentro con Aguirre, no nos hacemos muchas ilusiones. Tal vez, si lee esto, incluso se ofenda sin dar la menor chance a la reflexión.
Una pena. Sólo queda, por el momento, el pudo ser (o, mejor, el “fue bonito mientras duró”) de sus colaboraciones para EL CORAZON DEL BOSQUE.
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ilustración: JOACHIM LEHRER
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el zurdo
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1:13:00
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