domingo, 15 de enero de 2023

LA ECUMENE DE PERO GRULLO

 

Acabando el segundo tomo de las copiosas memorias de Lee Kuan Yew me pasmo ante su visión ecuménicamente darwinista social. Un único referente histórico de pensamiento: Confucio (pero un Confucio no distorsionado por latrías, tópicos o estereotipos -o, aun menos, por coartadas "bananelas" para la corrupción- sino al servicio de un Absoluto, la FUNCIONALIDAD). No hay razas, sexos, credos que justifiquen del todo rango alguno o escala de poder: sólo el mérito personal integrado en un servicio al entorno (en este caso, Singapur). El Otro existe para aprender de él y para interrelacionar en provecho propio, no para avasallarlo pero tampoco para dejarse manipular por él. El maquiavelismo destilado (destinado) a su concentración más sublime, la que conduce a la calidad de conducta (habrá quien la llame bondad -quizás sería mejor "excelencia"-) por mor de lograr lo mejor en el sentido mejor, con más amplio criterio tanto espacial como temporal, sin anteojeras ni cortoplacismos.

Cuando Escohotado pretende conjugar su presunta emboscadura jüngeriana con su admiración por LKY (admiración atemperada por un impresentable pliego de cargos derechohumanistas con fuerte tufillo sorosiano) no está desencaminado en el concepto aunque sí por su motivación (que sólo puede llevar al caOSpitalismo fractal en patinete, algo completamente ajeno, por no decir antitético, en su disfuncionalidad tanto al prusiano como al gran coach del desarrollismo extremooriental). Qué gran diálogo podría haberse iniciado en las alturas (tal vez ahora se esté produciendo en el trasmundo) entre el entomólogo teologal que alumbró a Martin Venator y el gestor de gestores, el que elevó la praxis a su más nuda y descarnada esencia. 

Aquí hubo un hombre que, desde su bonhomía y profunda voluntad de construcción, trató de enproar esa síntesis en un país hecho trizas que buscaba recomponerse. Los amigos de las trizas lo destruyeron a él también un diciembre del 73 y, a partir de entonces, entre fugaces destellos de esperanza, sólo se ha asentado el consenso de la oscuridad (la oscuridad del cinismo, de la corrupción inicialmente funcional pero abocada por su propia dinámica tumoral al colapso, de las diversas voluntades de muerte disfrazadas de "heroismo" o "liberación nacional" o "discriminación positiva" hasta lograr la confluencia de tod@s l@s inept@s en una común negativa a la autocrítica, en una contumaz y estrucia actitud de "encantad@s de conocerse").

Yo, apeado de mi quijotismo y aferrado a la lucidez como único patrimonio (y, por ello, condenado al ostracismo en un tiempo de necios), valoro lo que casi nadie valora. EJ y LKY un mismo combate. Vamos, otra disparatada ventosidad hermenéutica del Zurdo...

domingo, 1 de enero de 2023

VIERNES ROJO DE LLUVIA


Entró en la gran superficie hecho todo él una lágrima (llanto interno y lluvia exterior). El demiurgo joputica volvía a jugar con él convirtiendo cada jornada en una carrera de obstáculos, grandes y pequeños. Quedaban unos días para que tanto la administración como entidades privadas lo declarasen oficialmente de la tercera edad, con una serie de ventajas todavía por ver. En sus adentros su edad emocional distaba de la cronología material rayando en lo vertiginoso.


¿Por qué aquella dependienta en prácticas (según indicaba automovilísticamente su camiseta) le trataba de tú y le llamaba "cielo"? Era todo muy irreal y nadie le había llamado "cielo" antes desde que su infancia se fue desilachando con el estirón que lo afeó y desquició. Y el tuteo con que los desconocidos en los comercios se dirigían a él había dejado de ser usual hacía por lo menos un lustro, cuando su avejentamiento al parecer iba resultando más evidente.


Era como si aquella dependienta hubiese mirado más allá de su empapada sesentena y detectado su lado Sheldon, su corazón quinceañero, que latía como una versión geriátrica del Tom Hanks de BIG (un BIG entreverado con COCOON). Si era una táctica para vender, la reconocía eficaz: pero debía de haber algo más o lo mismo su condición de retarded emocional era más palmaria cara a los extraños de lo que él pensaba.


En realidad, su tocayo FFG, con su liberador "A LA MIERRRRRDA" y su aura de hosquedad (tan convencionalmente senil), era también un retarded emocional, como dejó claro en EL ANACORETA, o en aquel juego a dos con Summers (YO LA VI PRIMERO), o en el quasi preadolescente frenesí de su adaptación de LA SEÑORITA DE TREVELEZ (re)encarnada en ese paradigma de lo retarded, la herzoguiana Gracita Morales (la pareja ideal para Bruno Stroszek si éste se hubiese criado en los Madriles de Azcona, Ferreri y Berlanga -claro está, y de FFG: sin olvidarnos de Edgar Neville y ese entrañable retasrded emocional que es su Julián de EL BAILE-). Podría añadir, como refuerzo a esta condición de retarded emocional, las muy vívidas imágenes de alevines de FFG (encarnadas ambas por su más acertado miniyo adolescente, al menos en el aspecto, Gabino Diego) en narraciones emanadas de la vieja memoria, caso de LAS BICICLETAS SON PARA EL VERANO o EL VIAJE A NINGUNA PARTE.


Afuera había escampado. También en el calor de la gran superficie sus ropas se habían secado y sus adentros ya no lloraban, acunados por el pasmoso tratamiento de la dependienta. Salió a la calle con mejor ánimo aunque todavía el demiurgo joputica le tenía preparada alguna jugarreta más.


Pero esa es otra historia, también a medio resolver. Porque los retarded emocionales, por aquello de su fuero niño, tienen una capacidad de recuperación infinita...