jueves, 15 de diciembre de 2016

UNA BOFETADA (o ¿MAMA ESTA DEJANDO DE SER BOBA?)





En los USA un repartidor de butano lo mismo vota a Trump y así descarga su sensación de ninguneo. Aquí carece de esta opción y debe hacerse a la idea de que, en el gran reality eXXXpañol, en el gran tongo guerracivilista, todos los partidos traicionarán sus expectativas (¡¡¡INOCENTE, INOCENTE!!!) sean éstas cuáles sean (porque en el limbo de kippel y mierda todo es irreal menos la degradación).

Pero, de pronto, alguien se harta del escarnio. Y no sigue la pauta. Y no sonríe bobaliconamente ante los vitelloni de la cámara indiscreta, ante los señoritos del culto a lo bizarro, ante los pijibohemios de las indignaciones tongadas que le llaman "esquirol" si no se pliega a sus coreografías. Y ese gamberrismo disfrazado de "vanguardia cultural" (tan bien descrito por Drieu en su novela GILLES), ese narcisismo maidanero elevado por Marcuse a "terapia revolucionaria" para que jueguen los niñatos occidentales con los destinos y las vidas de los desposeídos de otras latitudes, ese capricho despótico de los disfuncionales que copan los más altos cargos de nuestro teatrillo social pues va y


SE LLEVA UNA HOSTIA.



La bofetada del butanero al caranchoa tal vez sea el modesto equivalente por parte de nuestra mayoría silenciosa a la victoria de Trump en los USA. Y, como ésta, también en defensa propia. 

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