miércoles, 2 de marzo de 2011

ROJO Y NEGRO

Dedico esta entrada a Luigi, que me facilitó el acceso al visionado completo de una película hasta la fecha tan inencontrable y olvidada como los huesos de Ramiro Ledesma Ramos; y a la memoria de las dos camisas viejas que tuve el honor de tratar en mi vida, mi tía Carmela Chinchilla (ahora comprendo cómo quien fue novieta de juventud de Rafael Gª Serrano -cuya novela LOS OJOS PERDIDOS tiene mucho que ver en honestidad y entereza con esta película- acabaría por devenir en sosias de Ayn Rand -hay mucho de randiano en la audacia contenida, en la lacónica fibra de la protagonista-) y Mª Dolores Galvarriato, directora del Liceo Serrano cuando yo hice el parvulario.



Cabal reseña de Arturo Pérez-Reverte

3 comentarios:

claroscuro dijo...

Gracias a todos los que me han hecho llegar a esta película (a Fernando, y vía Fernando a Luigi...) He podido hacerme con ella y disfrutar de un trabajo inédito, no por perdido hasta hace poco, como por inhabitual, único diría en lo que fue el cine de aquella época. No voy a repetir lo que dicen las reseñas, y lo dicen de un modo que yo nunca igualaría, y que comparto totalmente. He leído comentarios sobre la película y se llega a insinuar la mano de Ridruejo en el guión, aunque al principio de la película se indica la participación de JM Alfaro, en la que parece que las reseñas no han reparado.
Y una curiosidad de nuestros días, dos semanas después, en el ABCD JM de Prada (en Los tesoros de la Cripta)se despacha con la misma recomendación que Reverte.
http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/cultural/2010/05/01/046.html

claroscuro dijo...

Y ojo al niño, Quique Camoiras... igualito (cómo lloraba el otro día en la tele recordando a su amigo Juanito Navarro).

el zurdo dijo...

Para mí es la parte más floja esa de los niños, no por ellos en sí sino por el doblaje espantoso tan de la época (esa parte me hizo recordar los flashbacks de infancia de LA REBELION DE ATLAS en que la protagonista y su fiel secretario, siendo niños, piensan en qué serán de mayores). Precisamente lo que valoro es el laconismo "tan natural de nuestro estilo" y la modernidad de la interpretación de la actriz, con algo pero más cool (sin ese punto de ironía) de la Conchita Montes que por aquellos mismos años era dirigida por Edgar Neville. También hay algo en las pinceladas de neorrealismo de SURCOS, del también falangista pureta José Antonio Nieves Conde.