lunes, 15 de diciembre de 2025

LA QUINTAESENCIA DE LO WOKE

 

En los comienzos de la postmodernidad contrastaban la ostentación y mala fe predadora del broker reaganiano con la buena voluntad del cooperante oenegero. Pero ese reduccionismo maniqueo se iba diluyendo a medida que los acontecimientos se complicaban. La caída de la URSS se hizo posible no sólo por las presiones de los "predadores" Thatcher y Reagan sino por la "buena voluntad" (supremacismo moral) del pontífice Wojtyla y del sindicalista Walesa. Con el tiempo, las especulaciones financieras y las buenas intenciones de unas ONGs donde la N resultaba cada vez más discutible se irían entrelazando en morbideces tentaculares con un nombre por encima de todos (S-O-R-O-S) y el asentamiento de la hubris unipolar primero de la mano del cordial Clinton con sus traiciones a Yeltsin y después con la mucho más descarada actitud de los "halcones" neocon que frustraron un entendimiento entre Bush II y Putin. Para entonces, las O¿N?Gs ya iban enredándose más y más en los juegos más sucios de una política occidental día a día más incoherente salvo en su fascinación por la disfuncionalidad: revoluciones de colores, primaveras, hasta el grotesco colofón del MAIDAN ucraniano. Todo lo que de algún modo implicase funcionalidad y gobernanza estable era puesto bajo sospecha. Y toda una dinámica de espejismos en que la buena conciencia se volvía un impulso pornográfico de ostentación (con raíces previas en el narcisismo sesentayochista -puesto en evidencia en su momento por Pasolini y Arendt, recordando ambos anteriores narcisismos, anteriores cultos a la "giovinezza, primavera di bellezza"- y en los sofismas deconstructores foucaltianos, tan sedientos de caos como sinónimo de violencia por imperativo de capricho) se convertían en dogma: los snuffs truculentos del ISIS atraían a jóvenes inglesas "en busca de un macho de melena leonina", escandinavas "exigían" (!!!!!!) ser violadas por inmigrantes islámicos como desafío a la "islamofobia" (y madres progres prohibían a sus hijas denunciar agresiones sexuales si había algún MENA implicado), a lo que añadir, en completo sinsentido (o igual no, si lo pensamos con más calma), la progresiva radicalización de la "noción de género" hasta llegar a la distorsión de lo TRANS (de anomalía disfórica a norma "no binaria") que acababa por dejar en las manos del varón (un varón tan degenerado como los más degenerados emperadores romanos) la decisión de definir qué es y qué no es MUJER. La más triste de las ironías. El doble lenguaje orwelliano planteado científicamente desde despóticas atalayas ahora era pura y simplemente aquelarre anticrístico donde todo (los sexos, las religiones, la política) se iba diluyendo en un maelstron autodestructivo hacia el más profundo de los sumideros (en las páginas duginianas dedicadas a la postmodernidad en POLITICA AETERNA hallamos una de las mejores semblanzas de estas visiones del Bosco vueltas realidad).

Hoy los WOKE no razonan: el Mago de Oz no admite razones. La razón, el buen sentido, el orden natural está con Pero Grullo. Y de ahí el reseteo, el PEROGRULLESCO rechazo pendular al sindiós iniciado en la postmodernidad como consecuencia de la coyunda antinatural entre la ostentación y la buena conciencia (de Nerones, Calígulas o Heliogábalos jugando a "la imitación de Cristo" -una de las mayores tergiversaciones de estos años, por cierto, ha sido la recuperación de la figura de Simone Weil como "santa patrona de las ONGs" y no por su mucho más profundo y sustancial perfil POLITICAMENTE INCORRECTO-).

El mayor enemigo es el que es. La contra/religión WOKE (con su apego a la disfuncionalidad), aquella que hoy se combate en tantos y tantos núcleos de poder del planeta. China se congratula cada día de estar más y más lejos de un pasado aberrante (cuyo avatar último fue la "Revolución Cultural"). Rusia hoy se sitúa en las antípodas de la triste secuencia Perestroika/Yeltsinato. Occidente, en plena guerra de Secesión, se juega su destino entre el reseteo y la implosión, entre los MAGA y sus afines fuera de los USA versus los restos del antiguo (des)orden acantonados en la UE y UK y parafílicos de "Kiyiv" y de la "noción de género". Cualquier otro motivo de conflicto que retrase el fin o justifique la existencia de lo WOKE (con miopes y torpes estrategias residuales de la Guerra Fría y de demagogias "anticolonialistas") es tóxico para todas las partes implicadas.   

lunes, 1 de diciembre de 2025

UN GRAN JUEGO

 


No hace mucho, cierto analista ruso admitía que Trump claramente está por un orden multipolar pero como situación más idónea para mantener (o mejor, recuperar) la preponderancia usaca. Bueno, es a lo que aspiran todos los dirigentes de grandes potencias, a la preponderancia de SU territorio. Ahora va a resultar que Putin, Xi, Modi o, en tono algo menor, Erdogan o Bukele, no pretenden eso. El plantear lo mejor para uno mismo desde una perspectiva inteligente, al equilibrarse con los deseos similares de los OTROS, establece la armonía. Es la disfuncionalidad en la ambición, sean los delirios maso/sadianos de los WOKE, sean los delirios sado/masocas de los NEOCON, lo que fastidia la armonía. Cuando Nixon y Kissinger se abrieron al Este no lo hicieron por altruismo sino como la mejor manera de acabar con una situación cada vez más peligrosa y entrópica. Tal vez la diferencia está en la dialéctica de Trump, en preferir la rudeza rayando en el slapstick a las convenciones farisaicas de una diplomacia pía y con ribetes de supremacismo moral. En algunos aspectos, la performance trumpiana me ha hecho recordar a Kruschev (con una diferencia, Kruschev era un corrupto y Trump no: Kruschev dio el pistoletazo de salida a la infausta bola de lodo que acabaría en el maidan y Trump, con su reelección, a partir de ratificarse en su desconexión con las políticas más cómplices del maidan, esto es, la británica y la UEuropea, va en dirección contraria). El mundo es más imprevisible ahora que cuando Biden o cuando Obama. Naturalmente: ahora el mundo se ha salido del carril fatalista que los NEOCON y los WOKE habían marcado. Tal vez (los más pesimistas) piensen en un FINAL ESPANTOSO. Pero hay algo claro: YA NO HAY ESPANTO SIN FIN. Y, desde mi optimismo geopolítico, yo ni siquiera veo ESPANTO de ninguna clase, sino acuerdos, conflictos y pulsos planteados sobre cuestiones profundamente PROSAICAS y TERRENALES, sin truculencias mesiánicas ni cancelaciones del enemigo (que ya definitivamente volverá a ser enemigo circunstancial, como en el antiguo orden, no objetivo a aniquilar). La desorganización (esto es, la desburocratización) planetaria provocada por el frenesí trumpiano de interrelaciones CUERPO A CUERPO, es lo contrario de cualquier dinámica totalitaria, es la LIBERTARIANIZACION de todo el orbe. Todos, les guste o no, están jugando a ese juego (inconcebible antes de enero del presente año). Y, evocando a Kipling, es un GRAN JUEGO.