En triste peripecia ciberkafkiana, torvas asechanzas creyeron sacarme de mis casillas (digitales) cuando cualquier concreción analógica o digital de lugar de residencia nada significa frente al verdadero hogar, el que supone mi Voluntad, mi Intuición, mi Alma. Bicho zurdo nunca muere y acaba por reaparecer, una y otra vez con la Sangre más Sabia.
Y acabaré con unos ripios no aptos para imberbes (porque no pillarán las referencias):
¿QUIEN SOY YO?
¿YO SOY BRANDEL?
NO, SEÑOR:
YO SOY...