Eurasia es una realidad geopolítica de países mayormente asiáticos (pero algunos europeos, tanto en el Este como en el flanco occidental), bien dirigidos o bien condicionados por oposiciones emergentes, que cuestionan la hegemonía usaca y la burocracia tanto onusina como de la UE en cuanto bastiones de un discurso basado en la corrección política, el colonialismo derechohumanista y "de género" y la primacía del mercado sobre el Estado. El vórtex de esta realidad es China.
Eurasiatismo es una doctrina nucleada en Rusia que puede influir en buena medida (como heredera de otros discursos -panafricanismo, indoamericanismo, países no alineados...-) en la realidad de Eurasia pero que en absoluto la condiciona puesto que en todo momento depende esta realidad del pensamiento y actuación geopolítico/económico de China, como primera potencia planetaria de facto en la actualidad, aparte de testigo de la caída de la URSS (que ella supo evitar en su suelo con la mezcla de medidas drásticas de represión de intentos desestabilizadores proatlantistas y de asimilación/digestión -siempre tutelada por el Estado- de algunas medidas económicas y de cierta relajación de costumbres que habían contribuido a los traumáticos cambios en el país vecino). Una venida arriba del ismo eurasiatista que pretenda ignorar la mucho más compleja realidad de Eurasia sólo llevaría a posiciones solipsistas que Rusia no puede permitirse, aún más tras la debilitación material que seguirá a la guerra actual y que conllevará una mayor dependencia del amigo chino.
Pensando en el apéndice dedicado a una posible situación de guerra que se incluye en las páginas finales del PUTIN VS PUTIN (apéndice escrito a raíz de la reincorporación de Crimea y hoy de una completa vigencia) y en la apuesta continua por Putin (apuesta nunca incondicional pero siempre lo bastante racional como para comprender que el actual amo del Kremlin es el único motor capaz de hacer de las premisas básicas del eurasiatismo una praxis fecunda más allá de la mera elucubración o del cul de sac autodestructivo que supondría un enrocamiento fundamentalista que se sienta tentado a buscar atajos y a no respetar el gradualismo forzoso a que obligan los acontecimientos), considero completamente fuera de lugar las distorsionadas imágenes que se dan en Occidente de los lazos entre Dugin y Putin: Putin no es el golem autómata que cumple los anhelos de Dugin ni éste es a Putin lo que Rasputin a la zarina Alejandra (puestos a drag/zarinear al Putin Amo le encajaría mejor la implacable autosuficiencia de Catalina la Grande, ancestra conceptual, por cierto, de Margaret Thatcher, introductora de Gorbachev en la Casa Blanca y, con ello, responsable última junto a la corrosiva actuación metapolítica del papa Wojtyla, de la caída de la URSS, y uno de los escasos gobernantes del siglo XX que no se subordinó jamás a humano alguno -incluido Reagan, a quien ella trató más como alumno al que pulir que como líder al que seguir-).
Para quienes, regodeándose en sus diversos fantasmas de pensamiento y fobias/filias y postureos, continúan tratando de conciliar una actitud de rebelión contra el mundofelicismo occidental con el mirar a China de reojo, con prevención y reserva, me reafirmo en lo ya planteado en anteriores escritos. Eurasia (más allá de espejISMOS) existirá como REALIDAD SOBERANA Y COHESIONADA sólo si China lo quiere.