Había unos solares detrás del barrio en el que vivo que, pasada la piscina municipal, pertenecían a otra dimensión (no tengo claro si espacial o temporal). Cuando me muevo en el plano real la cosa corresponde a Islas Filipinas pero en mi sueño era todo un mundo (mis recuerdos me insistían que yo lo había transitado alguna vez). El plan de recuperación mostraba casas con ese punto entre moscovita y chino de los 50 que tienen algunos tramos de Reina Victoria pero rutilantes, como recién sacados del envase. Y árboles caducifolios, y entre los árboles, kioskos de prensa ofreciendo material de otrora, como el TIOVIVO autogestionario, LA CODORNIZ que yo solía leer en la consulta de los médicos y los comics VERTICE en formato de bolsillo que me rescataron de la realidad por un bienio laaargo. También había cines de sesión continua emitiendo películas jamás rodadas, pero recurrentes cuando uno cree que duerme. Y cafeterías con nombres exóticos y decoración streamline, donde siempre se pueden encontrar esos pasteles recubiertos de azúcar duro que se conocían por vergaras y acompañarlos con una taza de té con leche condensada.
Estábamos unos cuantos de la lista de FB (Mame, Esther, Antonio, Clara, Oscar, Luigi, Celia y Raúl... hasta Andrea apareció pilotando un dirigible a cuadros rojiblancos cual cohete de Tintín) en aquella esquina de Lavapies. Pero no era el Lavapies que hoy conocemos sino algo también afectado por el plan de recuperación espacio/temporal: todo recordaba a Edgar Neville, con algo de un Bergamín arnichesco. En un Cabestreros como remodelado por el pintor Solana se presentaba una adaptación neofolk, con un punto de Douglas Pearce, de LA VERBENA DE LA PALOMA. Por un transistor con funda de cuero, un speaker de una emisora local ponía HERALDO DE LENIN, el hit (más virular que viral -por aquello de las Romas pirenaicas-) del grupo vasco NACION (que cantaba en castellano "porque la izquierda sólo puede expresarse en ruso o en castellano" -tal como asertaba el líder del combo, biznieto de dos niños de la guerra criados en Moscú y ennoviado con una descendiente de Ramón Mercader, también en el grupo y autora de la rumba electroacústica VIVA ESPAÑA Y PIOLE!!!-). Era noche cerrada y los escasos transeúntes tenían todos un aire a lo Conchita Montes chulapona, a lo Fernán-Gómez antes de mandar a la mierda a nadie o a lo Guillermo Marín haciendo malabares dorsales con sus siete jorobas de cristal. Llegaron amigos y conocidos de los presentes y nos sentamos todos en una terraza (ahora empezaba a clarear) en una calle que recordaba, sin serlo, la del cine Doré. Medio oculto en un portal un sujeto con expresión atravesada, entreverada de Fernando Sánchez Polack y del que hizo aquello de UN ASESINO DE LA TERCERA EDAD, murmuraba entre dientes "TODOS FACHAS, TODOS FACHAS, SOLO CRISTINA ES LA VERDADERA IZQUIERDA..." (alusión a la Cifuentes, que había sido nombrada ministra de Progreso Mediático y Ubicuidad Tertuliana en la recién estrenada coalición antifóbica formada por los principales partidos como respuesta al eje tricolor franco/usaco/británico/cirílico que amenazaba el futuro de los derechos humanos -o sea, de los burócratas onusinos-, coartaba las libertades -sobre todo, de violación y crucifixión, tan queridas por las feministas escandinavas adictas a las 50 sombras del daesh- y aumentaba exponencialmente el calentamiento global -por los cuescos de las vacas, si cumplían la promesa concertada entre Trump y Le Pen, con la adhesión de Putin, de "una vaca para cada ciudadano"-: en dicha coalición Pablo Iglesias detentaba la cartera de Condición Femenina "porque las mujeres necesitan de un macho alfa con una buena minga que las guíe en sus misandrias, poliandrias y calandrias y, además, con mi barba y coleta tratada con Panten, soy el perfecto maelstrom en el que confluyen todos los géneros, incluidos los de punto, y no me beso porque no llego, y si llegase, llegaría tarde"). Justo cuando me iban a servir el tomatito de amanecida, aparecieron unos jovenzuelos con halcones peregrinos aferrados a la muñeca y camisas negras de rutilante seda con bordones dorados. Dijeron representar al mundo que se regenera y, en traducción castiza del inglés Alt-Right, ser la Derecha Altanera (de ahí también lo de llevar ave de presa donde se suele llevar el reloj), de moebiana confluencia de slogans ("LA IZQUIERDA ACERTADA SIEMPRE ESTA A MANO DERECHA" = "LA DERECHA NO ES COMPLETA SIN LA VIA DE LA MANO IZQUIERDA"). Andrea, desde su dirigible, tomaba vistas de todo para mostrarlas en Bruselas y provocar la apoplegía generalizada en la EuroComisión de Gobierno Virtual (formada por los restos de la UE: o sea, Valonia -Flandes se había centrifugado/centripetado hacia Holanda-, Luxemburgo, Monaco, Alemania NorOccidental -la Oriental había pedido el ingreso en la Unión Eurasiática y los teutones de más abajo habían hecho el anchluss con Austria y Padania-, Kosovo, Montenegro y Gibraltar -que se había salido del Reino Unido para volver a la disciplina peninsular, a condición de que el reino antes llamado España pasase a ser dependencia del Peñón y los monarcas abdicasen y cediesen el trono a una pareja de macacos muy querida por los "llanitos" y conocida popularmente como Philippa y Letizio, condición que el interino perenne Rajoy aceptó con tal de seguir presidiendo medio siglo más y de obedecer a alguien, aunque sea a un cercopiteco-). Sólo la subversión regeneradora del munícipe madrileño con maneras de Antonio Ozores chocaba institucionalmente con el rodillo castrato de la coalición gubernamental.
Uno de los jóvenes altaneros me secuestró y, subiéndome a su montura alada (esta situación sólo es posible en un sueño: no pretendan hacerlo en momentos de vigilia porque el halcón no se dejará y les acabará picoteando la niña de sus ojos), me llevó al caserón familiar, sito, cómo no, en la más recoleta calle de El Viso (esto es, la calle del río que no tiene nombre) y me ofreció a su hermana Elvira como regalo de cumpleaños. Elvira tenía cara de Elvira (vamos, de la monja loca de EL NARCISO NEGRO) y, como una gemela a la inversa de Simone Weil, hablaba en permanente tono de alucinada exaltación pero más de fecundidad que de descreación ("QUIERO PROCREAR DESDE LA PRIMERA VEZ Y GENERAR UNA NUEVA ESTIRPE. ME HE RESERVADO TANTO TIEMPO PARA UN ALGUIEN ESPECIAL.."). Se rasgó las vestiduras (talares y coloridas, como sacadas de un cuadro de Leonora Carrington) y su cuerpo cerúleo y flaco (con pechos de novicia, de vórtices cárdenos, como de Semana Santa) que contrastaba con su desmelene azabache, se me echó encima. Con la mirada fija más allá de las paredes del propio sueño, me empezó a zarandear y a desnudar y, en esto, MECACHIS, sonó el despertador (resulta que cuando fui a cambiarle la hora al acostarme, había activado la alarma sin darme cuenta).