viernes, 28 de febrero de 2014

sábado, 8 de febrero de 2014

L'EMPORDA EURASIATIC

en plena digestión de mi último sueño, 
tras el visionado ayer tarde 
de dos entregas de la serie IMPRESCINDIBLES 
dedicadas a Albert Boadella y Josep Pla


En otra dimensión
¿o tal vez en ésta?
soñé un Ampurdán
como entonces,
loco, anómalo,
anticlimático,
vomitando hombres de contra
(que no de pro):
centrífugo tan sólo
de sí mismo...






lunes, 3 de febrero de 2014

LA LEY DE LA GRAVEDAZ



[fragmento de LA NUEVA TOURNEE DE DIOS,
 libro nonato que, de seguro, nadie escribirá]

 un saludo al señor Pinzolas...


Astriz Robustiana se levantó resacosa. La noche anterior había participado en un botellón testimonial a las puertas de la RAE, dentro de los eventos programados por su colectivo (empeñado en erradicar determinados vocablos del diccionario y de la cabeza de la gente: ahora, tras su completa victoria con la palabra SAGRADO, estaban trabajándose el ostracismo para LIMITES). Para despejarse, se metió en el cuerpo con una lata de isotónica Schweppes varias pilulas de IGO/TRIP (droga de diseño que, como su nombre indica, aparte de extremar la sensibilidad de la genitalia hasta la incandescencia, eleva la autoestima a alturas dignas del K2). A los pocos segundos, venida completamente arriba, Astriz Robustiana decidió, en su desafío a la palabra LIMITES, encaramarse a la barandilla del balcón y volar sobre los tejados de la urbe como en ese programa de Telemadrid hecho en helicóptero. Por supuesto, confiada en que alguien desde la casa de enfrente la enfocase con su móvil y después la colgase en You Tube (¿qué sería de las montapollos impenitentes como ella sin el You Tube?), se quitó el skyjama estampado con el careto de Sanoairse Ronan y se quedó en bolas, luciendo la inscripción escarificada en su bajo vientre (“SOY CHICA OCCIDENTAL, NACIDA PARA PROFANAR Y NI LOCA ME VERAN PROFANANDO EN KANDAHAR” –porque una cosa es la performance reivindicativa y otra que te pille el toro, no te jode...-), y, zas, al vacío que se lanzó para segundos después chocar contra el asfalto, partirse todos los huesos y reventarse todas las vísceras y órganos vitales. Sus últimas palabras fueron dirigidas a un coleóptero carroñero que se había acercado a olisquear: “HAY QUE MONTARLE A DIOS UN ESCRACHE DE CIEN PARES Y LLEVAR A LA REALIDAZ AL TRIBUNAL DE LA HAYA POR JAPUTA, LIMITES NOOOOOOO!!!!! ¿LO GRABARIAS TODO, EH?”
Una vez dicho esto, Astriz Robustiana expiró con ínfulas de Lupe Vélez y el diminuto y coriáceo Gregorio Samsa (que, por desgracia, no llevaba IPad) empezó su festín...