Acto I. La charla.
Páramo de los Cárpatos. Una casa.
INT.
NOCHE
Padre: Hijo ¿de dónde vienes a
estas horas, con esas pintas?
Hijo: Tú no mandas sobre mí.
P:
Eso ya lo veremos. Yo pongo el salchichón de perro en tu boca, con
el esfuerzo de mis manos artríticas, despellejadas, doloridas.
¡Insensato hijo! No deshonres esta casa. Sé lo que haces por las
noches. Me lo dijo el anciano Oktika.
H: ¡Viejo metomentodo!
Está muerto ese cascarrabias. ¿Sabes por qué nos espía entre los
arbustos y las rocas? ¿Acaso lo sabes, padre? ¡Tú no sabes nada!
Arañas la tierra como un vulgar labriego.
P: Bueno, es que soy un
vulgar labriego...
H: Tú mismo me das la razón. ¡Qué pereza
das, padre mío! Tan aburrido, con ese bigote señor de los Cárpatos
y esa horrible música que escuchas en tu radio made in China. ¡Eres
lo peor! ¡Te odio! Hiedes a incultura.
P: ¿Acaso no te enseñé las cuatro
reglas? ¿No te enseñé a diferenciar las churras de las merinas?
¡Dios, llévame contigo como lo hiciste con mi pobre esposa! ¡Que
vergüenza de hijo! ¡Virgen Santa, ayúdame! ¿Por qué traes la
maldición a mi casa, Satanás?
H: Mamá me dijo que jamás te hiciese
caso porque eres un loser.
P: ¿Un qué?
H: No eres cool,
padre. No sabes nada de mi vida...¡de la vida! ¿Acaso conoces al
hijo del porquero, a Rasvan?
P: ¿Ese que era medio tonto?
H:
Rasvi es especial. Hace unos diseños ideales. Pinta sobre dinero
niños mongólicos muertos con mierda y un palillo de dientes. Nos
juntamos para ver su performance. Bebemos cócteles en copas de balón
¿saben lo que son las copas de balón, padre? ¡Qué vas a saber!
P: Hablas cosas que no entiendo, no
comprendo lo que dices. ¿Qué te han hecho? ¡Te han embrujado!
¡Estropear el dinero con mierda de gorrino! ¡Las blasfemias que hay
que oír de tu sucia boca!
H: ¡Bah, padre, das demasiada
importancia al dinero! Tienes mal karma ¿sabes?
P: ¿Entonces por qué me robas por las
noches oscuras? ¿Si es robado es mejor el dinero? ¡Seguro que te
drogas como el primo Velkan!
H: Claro que me drogo, ¡qué cosas
tienes! ¿Cómo iba a soportar este infame pueblo con su olor a oveja
cagada y a nueces que se pudren en la despensa? ¡Huele a queso! ¡Qué
infame! Me indisponen, padre, todo esto me indispone. Creo que
aceptaré el trabajo de relaciones públicas en Bucarest. Al menos
allí me trataran mejor.
P: ¿Relaciones qué? ¿Públicas? ¡Me
partes el corazón!¡No quieres ser un humilde labriego! ¡Ye vas a
Sodoma a vivir entre saltimbanquis y titiriteros!
H: ¿Un titiritero qué es, un cool
hunter?
P: Niño, estás mongolo.
Esta riña que ocurre en
los Cárpatos, como podría haber ocurrido en sus casas, es una
alegoría de muchas cosas juntas, variadas y distintas. Primero,
cuando el hijo dice al padre que no manda en él se repiten los
cánones absurdos perpetuados por la ramplona progresía de que el
joven ha de ser rebelde. La rebeldía a esas edades es producto de
las hormonas y no del buen discurrir, más bien de todo lo
contrario. Las cabezas de chorlito abundan en la juventud. El hijo es
claramente un gañán con ínfulas de moderno que se aferra a lo
nuevo como contrario a lo antiguo, a lo que conoce, que huele a queso
y a salchichón de perro, sin darse cuenta que la obra de su amigo
Razvan, huele a mierda, pero al ser una cosa novedosa, tiene el aura
fantasiosa de todo lo reciente. El predestinado a ser moderno, y para
más inri moderno siendo de pueblo, siempre quiere huir. Huir de
casa, de la familia, de sus amigos no modernos y de su olor a queso.
Porque es por eso que llora por las noches en su habitación llena de
pósters de Keep Calm y de libros de poetas contemporáneos, pero
malditos —son malditos porque ellos lo dicen— porque comprende
que huele a queso, y allá donde vaya percibirán el olor, por lo que
tendrá que echarse los bálsamos más modernos, porque quiera el
hijo o no, aunque sus futuros amigos sean veganos, saben a que huele
el buen queso curado, porque por las noches lo echan de menos, o
incluso lo comen a escondidas,a hurtadillas. Este es un mundo en el
que la drogadicción puede ser pública, pero no se puede, ni se
debe, oler o comer queso.
Un mundo que no huela a nada producido
por un ser vivo que no sea el hombre en sus fábricas. El padre se
aferra a lo que conoce en contraposición. Es un ser sencillo, pero
no por ello deja de tener aristas. No comprende muy bien lo que le
pasa al hijo, pero presiente que es algo relacionado con la idiotez.
Esta conversación es paradigmática de lo que se da a conocer como
rupturismo pasajero, pues dentro de 30 años, si es que el hijo
vestido de mamarracho consigue procrear tendrá la misma absurda
charla con su hijo, que será adorador de una secta piramidal de
jabones o incluso un estudiante de ciencias económicas.
El Doctor
Halifax, crítico literario y mesmerista.
Acto II. El Ministerio de la Verdad
Plató de televisión de cadena generalista. Programa
de debate.
INT. NOCHE
Presentador: ¡Por favor, Antonio!
¡Deja hablar a Mari Puri!
Mari Puri: Yo tenía la palabra, llevo
media noche con la mano levantada... lo que yo quería decir es que
tu periódico y tú mentís como bellacos. Todo el mundo sabe que las
mandarinas son naranjas pequeñas, y no como vosotros decís una
mutación por culpa de la coyuntura económica. Una vez dicho esto
quiero aclarar que el responsable último de la plaga del escarabajo
de la patata es culpa del subsecretario de mecanismos de movimientos
perpetuos de la oposición. Fue el quien puso la mano para que los
escarabajos vienesen a España en la pasada legislatura. ¡Mano dura!
¡Mano dura!
Antonio: No pongas en mi boca palabras
que yo no he dicho. No lo voy a permitir. Retíralo o me voy.
M.P:
Pues vete... mejor nos quedamos.
P: Haya paz, haya paz... bueno,
retomemos la cuestión, Antonio ha llamado meretriz a Mari Puri...
A: ¡Qué más quisiera ella! ¡Se la
ve faltica!
El público ríe la ocurrencia. Saben
que si no aplauden no se llevarán a casa la thermomix
prometida.
M.P: ¡Indignante! ¡Una guerra es lo que te hacía
falta a ti, payaso!
A: ¡Eres una terrorista!
M.P: No, tú eres el terrorista. Todos
sabemos que tienes un primo en Renteria.
A: No me hagas hablar de
familias, que según mis fuentes, estás emparentada con la Casa Real
en quinto grado de parentesco. ¡Y a mí me hablas de indignación!
¡No tienes vergüenza!
Tertuliano que sólo habla una vez: Yo
creo que así no llegamos a ningún lado. La distribución
geopolítica, la deuda externa del Sudán y las hipotecas subprimes
os hacen hablar así de malamente. La culpa de todo la tiene Wall
Street y la consecuencia es que el escarabajo de la patata...
M.P.
y A: ¡Calla ya, subnormal!
Presentador: Aprovechando este
instante de silencio les ofrezco este reloj, el reloj sumergible del
ejercito checheno, con cápsula de cianuro, brújula y localizador
gps. Tan sólo por 99 euros. No me dirán que no es bonito. Llamen al
número de teléfono que aparece en la pantalla y podrá ser suyo. A
las primeras cincuenta llamadas, de regalo un AK 47 de reglamente,
proveniente de Afganistán.
Pasamos a publicidad.
En
realidad esto es una película. No hay gobierno ni oposición, ni
siquiera, después de la explosión, quedan escarabajos de la patata.
Estas películas, basadas en documentos multimedia archivados en la
Biblioteca Nacional del Congresos de los Estados Unidos, son
enormemente populares en las colonias del extrarradio. La gente no
las comprende muy bien. Sólo han sido educados para trabajar las
tierras o hacer ropa en grandes telares, pero estos filmes le hacen
gracia. Las toman como películas de humor. Los estudiosos de las
épocas pretéritas aún no saben porque se hacían estos rituales
mediáticos, pero por la falta de discurso y por el tono histriónico
serían las series de humor de esos tiempos. No sé tiene claro si
había un guión o lo inventaban sobre la marcha. El veredicto de
este censor es que son inofensivos para el pueblo de los
extrarradios, pero contraproducentes para funcionarios de más rango,
pues si adoptan estos modos, pronto habría carencia de ellos, pues
la urbanidad debe ser la constante en nuestros tecnócratas, y si
fuesen gritones y maleducados habría que retirarlos inmediatamente
del servicio activo por métodos incompatibles con la vida.
Censor
#49503 MdlV – Informe 5946568bis sobre tertulias de ficción.
Acto III. El Gran Salto Palante y La Larga Travesía del Vacío
Plaza de pueblo. Mitin político
EXT.
DÍA
Orador: Queridos amigos o amigas todos o todas, estoy en este
o esta, vuestro pueblo o puebla, para anunciar las nuevas noticias o
nuevos noticios que acontecen en la capital o el capital. Nuestro
partido o partida ha decidido en subcomisiones independientes o
independientas de la cúpula o el cúpulo presentar mociones o
mocionas que eleven nuestro bienestar o nuestra bienestar hasta
puntos y puntas insospechados o insospechadas en un pasado o pasada
reciente o recienta. Para empezar las infraestructuras o
infraestructuros quedaran relegados o relegadas, poniendo en la
agenda o agendo la popularización o el popularización del deber
ciudadano o ciudadana de romper con todo lo viejo o vieja de forma o
formo tangencialmente contingente o contingenta.
Público:
¡Contingente o contingenta! ¡Contingente o contingenta!
O: Desde el gobierno o gobierna os
prometemos o prometemas una cosa o coso muy importante e importanta.
NO SERÉIS MÁS TÍTERES O TÍTERAS del partido o partida que tanto
os odia u odio. Ahora vosotros o vosotras seréis los primeros o
primeras en trabajar más y más, hasta la extenuación, a mayor
gloria o glorio de nuestro líder o lídar.
Por un mundo o munda
sin rencores o rencoras.
Las palabras de Godofredo Lerchundi,
Vicevicesubsecretrario del Infracomité de Desechos Orgánicos y/o
Humanos [VIDOYH] dejan patente que sólo por el salto palante
renunciando a toda base anterior conseguiremos lo que todos
pretendemos: dejar de ser nosotros para ser ellos o viceversa, según
dicten las directrices del señor que humildemente ha aceptado
ayudarnos en ser personas mejores. Nuestro Líder Antón
Clavijo.
Godofredo Lerchundi, pueblo.