Aparte del amor, está la atracción.
Perogrullo dixit. Bueno, lo que me refiero es a esa atracción
platónica, que llenos nos llena de empatía y alegría. No, no estoy
hablando de Facebook, aunque mi caso es muy diferente al de mucha
otra gente, pues en la red social hao consuelo, amistad y horas
interminables de risas. Y algún disgusto. Pero a lo que vamos. En
estos días de bombardeo informativo de los USA, que si gana el
blanco o el negro (sensu stricto) y tal y cual, giro mi ojos de
degollado cordero occidental más allá del paralelo 38. El
Brillante Camarada y líder de la República Popular de Korea es un
fetiche poderoso entre tanto líder con asesores de imagen que le
esconden los muertos en el armario. Muchos confunden mi fascinación
por Norkorea con adhesión al Juché. La fascinación no es una
cuestión baladí para aquellos que vivimos más de la fantasía que
de la cruel realidad. Las cosas bonitas son bonitas. Ya sea un
uniforme nazi con marta cibelina o un cartel bien chulo alabando el
cumpleaños de Lenin. Las dictaduras no democráticas siempre han
estado en cabeza en diseño gráfico y moda marcial.
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En primer plano, una teen Ri Sol Ju, en unos Juegos de esos de deportes. |
Pero yendo a la
cara tierna del régimen de Pyongyang tenemos que alucinarnos de la
belleza de Lideresa que tienen allí. No a todos les gusta la
sutilidad oriental, pero Ri Sol Ju, eclipsa esa luz que brilla desde
la Torre Juché. Si nos remitimos a un medio tan fiable como la
Wikipedia, los surcoreanos -gente bastante rara que hacen películas
extrañas y envidian en silencio a sus hermanos del Norte- en sus
publicaciones afirman que el amor de Kim Jong Un – bautizado por
maese Zurdo con Gran Lidl- y Ri Sol Ju eran un amor adolescente y que
desaprobado por el icono pop Kim Jong Il lo tuvieron que dejar.
Claro, muerto el padre, el hijo, el que hace morteruelo con los
borrachos que no saben lo que es el luto, la enseña y presume de
chica guapa, porque en el fondo, el ternesco Brillante Camarada es
como un niño grande, que monta a caballo y va a ver cosas, como su
difunto y recordado padre. La enseña en los conciertos y en esos
paseos tan bonitos que dan por las plazas gigantescas, construidas para albergar al mismísimo Cthulhu en su seno.
Esta bagatela es
para recordarnos que existen más mujeres detrás de hombres, más
allá de Michelle Obama, Hillary Clinton o muchísimo más allá de
Ana Botella. Ri Sol Ju es como un día con dos arcoiris. Un bello
sueño juché del que esperamos no despertar jamás.
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Qué buen rato echamos paseando por Pyongyang, amorcito juché. |